sábado, 11 de noviembre de 2017

100 años de la revolución rusa




Aunque costase muchos muertos -como cada guerra o revolución- en Rusia era necesaria. El pueblo se moría de hambre. La aristocracia, y los zares los primeros, vivían con un lujo asiático, nunca mejor dicho.
Era escandaloso que -para poner un ejemplo-  cada Pascua el zar regalase a la zarina huevos del joyero francés Fabergé, de oro y piedras preciosas.
Cuando el pueblo se moría de hambre, en su desesperación, acudía en masa delante del palacio de los zares pidiendo pan, y entonces el zar de turno mandaba contra ellos a la caballería, arrollando y matando a cientos de hombres, mujeres y niños, o los hacía cañonear hasta no dejar ni uno vivo. Por esto Lenin, el artífice de la revolución, con sus partidarios, logró el triunfo, y la aristocracia tuvo que marcharse a tierras más propicias para sus gustos, como París, donde estaba lleno de ellos, y también en España. Muchos militares rusos fueron acogidos por el ejército español, y mi padre tenía un amigo que lo era. Se llamaba Ragosin. También vinieron muchos cuando la II Guerra Mundial.En el ejército español había gente de todas las nacionalidades, y como mi padre, que ya he dicho que era milico, me llevaba con frecuencia a la Base Aérea donde trabajaba, yo conocí al Ragosin, el ruso; al rumano, Eviricu, al alemán Müller y a otros muchos que no recuerdo. Aquella base era un trozo de historia del siglo XX.
Hecho este inciso personal continúo afirmando que la RR era necesaria. Todos los pueblos necesitan una revolución. Empezaron los franceses, los mejicanos, los alemanes y casi todos los países, menos España, donde somos tan pupas que siempre nos sale un salvador de la patria como Primo de Rivera o Franco , que vienen a salvar a la Patria y nos joden la marrana, con perdón.

 


Nicolás II y su familia



Las bellas hijas del zar

 
 

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