jueves, 12 de abril de 2018

La última cena, de Leonardo da Vinci



Leonardo da Vinci pintó La Ultima Cena para su patrón, Ludovico Sforza, entre 1495 y 1498. Ubicada en el muro norte del convento milanés de Santa Maria delle Grazie, es una de las obras de tema bíblico más famosas de la historia del arte occidental.
La Ultima Cena muestra a los 12 apóstoles rodeando a Jesucristo antes de que Judas le entregue a los romanos. De acuerdo con la teología cristiana, este episodio marca la primera celebración de la eucaristía, puesto que fue durante esa cena cuando Cristo transformó el pan y el vino de la mesa en su cuerpo  y su sangre. 
Todas las figuras están  dispuestas a un lado de la mesa, como se acostumbra en este tipo de cuadros, pues así no hay nadie de espaldas. La mesa actúa como una especie de barrera que separa el hecho sagrado de los apóstoles que comían frente al mural. De izquierda a derecha aparecen los discípulos Bartolomé, Santiago el Menor, Andrés, Judas Iscariote, Simón Pedro y Juan. Cristo está en el centro exacto.  Al otro lado, Tomás, Santiago el Mayor, Felipe, Mateo, Judas Tadeo y Simón el Zelote.
De acuerdo con el autor del s. XVI Giorgio Vasari, que escribió biografías de la mayoría de los artistas italianos famosos del Renacimiento, el fresco de Leonardo quería captar el preciso instante en que Jesús dice: "-Uno de vosotros me entregará". (Mateo, 26, 21). Los apóstoles aparecen pues reaccionando a sus palabras, expresando cada uno emociones diferentes (negación, duda, ira, incredulidad o amor)
En otro pasaje relevante de los Evangelios (Lucas, 22, 21), cristo dice: "La mano de quien me entrega está conmigo en la mesa". En el fresco de Leonardo, Judas es el único que se halla junto a Cristo con su mano sobre la mesa. Su cara está envuelta en sombras, y su cuerpo retrocede físicamente ante el de Jesús. En otras representaciones anteriores de la escena realizadas por otros artistas, Judas aparecía aislado del resto del grupo, o bien sentado y a solas en el lado opuesto de la mesa y sin su halo. Leonardo lo diferencia de los otros apóstoles buenos  de una manera más sutil, centrándose en su estado mental más que en sus atributos externos.
El mural empezó a deteriorarse no mucho después de haber sido pintado. Leonardo, que trabajaba con meticulosa precisión, no empleó las técnicas habituales en un fresco porque obligaban a pintar con más rapidez. En su lugar, experimentó con una especie de témpera y aceites que demostró ser muy inestable : El moho y las grietas empezaron a aparecer a los pocos años. Además, en 1652 se horadó una puerta en el muro, lo cual destruyó la parte en que aparecían los pìes de Cristo. Los intentos de restauración de los siglos XVIII y XIX solo tuvieron un éxito parcial. Durante la II Guerra Mundial una bomba causó daños en el comedor. En 1978 se llevó a cabo una gran campaña de restauración a cago del gobierno italiano y supervisada durante más de dos décadas por Pinin Branbilla  Barcilon. El fresco recién restaurado se volvió a abrir al público en 1999, una vez que el comedor estuvo equipado con un sistema de climatización 

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