viernes, 29 de mayo de 2020

Consideraciones sobre la Parca


No comprendo por qué la gente le teme tanto a la muerte.Yo temo a la enfermedad, a la decrepitud, al Alzheimer, pero a la muerte no.
Amo la vida, y procuro disfrutar de lo bueno que me da, que es mucho, y las cosas buenas la busco, no espero a que me lleguen; yo misma me fabrico mis placeres. Pero la muerte para mí es el descanso de los afanes. Como un pájaro en una jaula chica que de pronto ve la puerta abierta: La ve y sale disparado como una flecha hacia el infinito. La libertad, la borrachera del aire. Así veo yo mi muerte. Como una serpiente cambia su piel vieja, y sufre por ello, pero la deja abandonada y se va, limpia y renovada. Así veo yo mi cadáver. No pongáis flores a una piel vieja, por favor. Quemadla y esparcid las cenizas, para que vuelva a la Naturaleza, de la que salió.
Algo hay que hacer mientras se espera a la muerte. Y es que toda la vida no es más que una espera de la muerte. No digo esto como algo triste, pero desde que nacemos ya esperamos la muerte. No, no lo digo en plan depresivo, pero tengo a la Parca muy presente, y comprendo más a los orientales que celebran con fiestas una defunción que a los cristianos que lloran. Si lloran mucho, es que no creen. Piensan que la muerte es el fin.
Pero algo hay que hacer mientras se espera a la muerte.Lo peor que le puede pasar a alguien es no creer en nada de esta vida, no tener un ideal, estas blasé. Si se piensa  demasiado , siempre acaba uno por volverse cínico, por medianamente inteligente que se sea. Pero en esto vió claro Pascal: "Il faut s'abêtir". Hay que embrutecerse para no pensar , lo que es el camino directo a la depresión, y al suicidio. Hay que hacer cosas: Militar en un partido político, cuidar enfermos, coleccionar vitolas de puros con pasión, e irlas a buscar a los quintos infiernos si es necesario. Hay que tener hobbies.. Cualquier cosa que cree ilusión y haga amena la espera. ¡Y cuántas cosas ofrece un día!. : La luz del sol en las flores, los brotes tiernos de la primavera, el mar, una buena comida, el amor a la hora de la siesta, la lluvia tras los cristales, la lectura, los viajes, las cosas bonitas, el oro bien trabajado, un reloj preciso, acariciar  un gato, hacer reír a alguien... y así hasta el infinito.
Cuando pienso en los minutos de mi vida desperdiciados me desespero., como si hubiera perdido monedas de oro por el camino. Pero todo está medido y ordenado, y todos tenemos los mismos talentos. Unos los aprovechan mejor que otros. ¡Qué difícil es aprovecharlos bien!. Y distinguir el placer de la vanidad. La vanidad empieza cuando el placer empieza a ser doloroso, cuando crea ansiedad el conseguirlo.
Entonces es, como decía Salomón , "todo vanidad de vanidades y querer apacentar el viento".
Pero qué difícil es separar la paja del grano...

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