sábado, 31 de octubre de 2020

Más brujerías- La romería a la ermita de San Andrés de Teixido, y otras romerías pre-cristianas

 Cuenta la leyenda que un día hace ya muchos años,el apóstol San Andrés se despertó triste y a la vez celoso. Su templo estaba en un lugar tan inhóspito que no atraía a los peregrinos,quienes preferían visitar la tumba del apóstol Santiago, en Compostela que la suya. Conmovido, Dios le hizo una concesión: «ve tranquilo Andrés, pues no has de ser menos que Santiago.

Desde hoy, prometo que nadie ha de entrar en el Reino de los Cielos sin antes haberte visitado. Y si no lo hiciera en vida, tendrá que acudir de muerto."

Esta es la ermita, en el "finis terrae"

"A San Andrés de Teixido,  vai de morto qui non vai de vivo"

Loa gallegos son celtas, aunque Galicia forme parte de España. El resto de España fué invadido y colonizado por los íberos, morenos, mientras que los celtas -rubios ellos-, se instalaron en el NO.  Por eso los gallegos son bastante supersticiosos y amigos de mitos y antiguas creencias.

A mí también me chiflan estas cosas, pues aunque hija de andaluz tengo sangre gallega. 

Creen estas gentes que hay que ir al menos una vez en la vida a la ermita de San Andrés, si no tendrán que volver en forma de animales, y por eso, cuando van a la ermita, evitan matar cualquier animalillo que se encuentran en el camino, aunque sea una hormiga, pues piensan que tan vez es un alma que peregrina ahora así porque no lo hizo cuando era un humano.



Fotos de la emita de San Andrés de Teixido, la romería ·del fin del mundo", pues hasta el descubrimiento de América, esta costa gallega era fin del mundo conocido. El mar es muy bravo aquí, y el paisaje muy salvaje, lo que hace que este sea un lugar mágico, lleno de energías telúricas. 

En San Andrés también se consigue la "herba de namorar", de la que tengo un bonito recipiente en forma de palomita de cerámica de Sargadelos, blanca y azul, que es preciosa.


Carámica de Sargadelos, típica de Galicia


El santuario de San Andrés tiene miles de años, pues antes de ser lugar cristiano era centro de antiquísimos ritos y creencias, como seguramente Santiago de Compostela . Todos los lugares paganos, al llegar el cristianismo, fueron adaptados para santos y creencias cristianas., lo cual era muy astuto por su parte.

La Navidad, principal fiesta cristiana, sustituyó a la antigua fiesta pagana del solsticio de invierno, en la que parece que el sol se apaga para renacer poco a poco. 

Como la también famosa Romería del Rocío, en Andalucía la Baja, a la ermita de la Virgen del Rocío, antiguo lugar de adoración a la diosa Astarté de los fenicios. No cabe duda de ello cuando se ve una imagen de esta advocación de la Virgen, pues tiene una enorme  luna a los pies, simbolo de Astarté, diosa de la luna, y que ha conservado hasta ahora el símbolo pagano .


Imagen de la Virgen del Rocío, con una enorme luna a sus pies, poco cristiana , vaya

Como dice Juan G. Atienza en su libro "Guía de la España mágica",

"Los antiguos navegantes mediterráneos levantaron a lo largo de sus rutas de navegación varios santuarios dedicados a Venus, en tanto que personificación divina de la vida amorosa. Estos santuarios -hay noticia de los que estaban en Creta y Malta-, estaban cuidados por sacerdotisas que celebraban con los marinos el rito sacro del amor. Naturalmente, no se trataba de prostíbulos para marineros, sino de una auténtica iniciación religiosa, -tántrica, podríamos decir hoy- que propiciaba un determinado camino espiritual y que se situaba en puntos clave ancestralmente sagrados, confirmados por culturas anteriores perdidas. En el caso de esta península del Cabo Ortegal, es curioso que se encuentre un pueblo llamado Cariño, y que el siguiente cabo sea La Estaca de Bares, cuando Ares era el esposo de Afrodita- Venus.  Y resulta aún más curioso que la mayor parte de los prodigios tradicionales de San Andrés de Teixido giren en torno al amor y a la fertilidad como nos lo demuestras la "herba de namorar" o "preñadeira"

O sea, que se reúnen en el mismo lugar, los ritos de muerte y  transmigración y los de erotismo y fertilidad, dos de las creencias más antiguas del ser humano.

Galicia es muy interesante por estas antiguas leyendas y muchas otras curiosidades, que justifican un viaje sin prisas por esta tierra.

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Los santos patronos de pueblos y ciudades fueron los que sustituyeron, por obra y gracia de la astucia de los clérigos cristianos, a los dioses lares y a los trasnos o duendes que habitaban los lugares y casas particulares.

 Los romanos, por ejemplo, tenían en su casa un "larario" especie de capillita dedicada al culto de los duendecillos particulares de sus casas, o a los espíritus de los difuntos de cada familia.

Recuerdo que cuando era niña, al menos en Mallorca, era costumbre  pasarse entre los vecinos unas capillitas con figuras de la Virgen o santos, que se conservaban 24 horas y, una vez supuestamente reverenciadas y rezadas, se pasaban al siguiente vecino y la historia se repetía. Esta costumbre también era un antiguo recuerdo de los dioses lares y los espíritus que habitaban las viviendas.



Ejemplos de capillas domiciliarias

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Lararios romanos

miércoles, 28 de octubre de 2020

Las brujas y sus cosicas (continuación)-El trasno

EL TRASNO
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 El trasno (o trasgo, que también lo llaman asi), es un duendecillo que vive en los bosques o en la linde de los caminos. No es malo, sólo revoltoso. Lo que más le gusta es meterse en las casas, y si encuentra una a su gusto puede quedarse durante años. Si la familia se muda suele mudarse también, y es él el que promueve ruidos durante la noche, hace que se caiga un plato y que se enreden las labores de bolillos.

Sólo los animales pueden verlo, y a veces le persiguen dentro de la casa, pero no causa problemas graves.

Para librarse de él hay un truco: Como el trasno solo sabe contar hasta dos, se le echa en el suelo un puñado de granos de maíz, o de habas, o de cualquier cosa parecida, y él empieza:

-Un, dous. un, dous, un dous... ...hasta que se aburre y se va.

Yo misma he tenido un trasno en mi casa, que me hacía trastadas, o "trasnadas", pero le apreciaba porque era simpático, y cuando dos veces me mudé al casarme, él se venía con todos los muebles y los cacharros hasta el nuevo domicilio. 

Tengo que decir que yo, aunque nací en Zaragoza, de padre sevillano y madre de Barcelona, tuve un tatarabuelo gallego, y eso se hereda, aunque quede muy lejos...

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(continuará)


martes, 27 de octubre de 2020

La carta póstuma

 


En abril hará 15 años que murió mi madre. Fue en 1997. Estaba muy mal de los bronquios y había pasado un invierno fatal, teniendo que dormir sentada en la cama y con varios almohadones en la espalda, porque se ahogaba. Pero todo lo aguantaba con tal de no acudir al médico, que le causaba pavor. Sabía que la ingresarian en una clínica, y le daba muchísimo miedo. Al final tuvieron que hacerlo, pero la doctora que la atendía, que se llamaba Moggi, era japonesa y especialista en enfermedades respiratorias, dijo que no la quería más como paciente, pues cuando le ponían las vías en el brazo se las arrancaba, y las pastillas que le daban las tiraba. O sea que volvió a su casa para morir. Ella sabía bien que le quedaba poco tiempo. Arregló todo lo que consideró conveniente. Unos libros incunables que tenía sobre el Monasterio de Poblet hizo que viniera a buscarlos un monje de ese monasterio, y regalo bastantes cosas que tenían que haber sido para mí, entre ellas un valioso chal bordado en plata que pesaba lo suyo porque había más plata que encaje,que me parece se lo dio como regalo de boda a una asquerosa vecinita que le hacía mucho la pelota. Fue un regalo de mi abuelo de Sevilla al casarse, y que había pertenecido a su padre, que había sido gobernador de Filipinas. También desaparecieron varios abanicos antiguos muy valiosos y bastantes joyas. Lo único que pude salvar fue el mejor de los abanicos, que es de marfil y tallado como si fuera de encaje, una maravilla, y eso porque se lo choricé a mi madre antes de que fuera tarde.
Mi madre, tres meses antes de morir, ya sabía que le quedaba poco tiempo de vida. Me dijo que no fuese a verles, a mi padre y a ella, que ya hablariamos por teléfono. Estaba muy enferma y no paraba de toser y ahogarse. Yo me puse muy contenta de no tener que ir a su casa, pues no me gustaba nada, y solo tenía ganas de volver a la mía. Pero un día me llamó de forma particular el que era el médico de la familia, Dr. Estrany, y me dijo que ella estaba ingresada en la Clínica Miramar, y que fuera a verla, que estaba muy mal. Yo le pregunté si se estaba muriendo, y me contestó que pues más bien sí, y entonces yo cogí un taxi y me fui a verla. Estaba en una de las habitaciones de urgencias, que son solo un cubículo temporal. Pero murió allí. Yo oia la voz de la Dra. Moggi en el pasillo, pero sabiendo cómo mi madre la odiaba y la temía, no quise llamarla. Creo que hice bien. Mi madre se fue colapsando y yo me dí cuenta de que estaba en la agonía. Me senté en su cama y la cogí la mano y se la apreté. Era la primera vez que lo hacía, pero pensé que la ocasión lo requería, y que no se enfadaría, dadas las circunstancias. No se enfadó, y después de un rato alargó el otro brazo hacia mi padre, quien no se estaba dando cuenta de nada, y, poco acostumbrado a esas efusiones emotivas por parte de mi madre, se extrañó muchísimo y le preguntó que qué le pasaba. Yo no le dije nada. No sé si hice bien. Ella me dijo que cuidara del perro de ellos.”-Cuida de Bito”- me pidió, y yo le contesté que no se preocupase. Claro que lo hicimos, mi padre y yo.
Después de esta despedida, yo me quedé hasta su muerte. Ella me dijo que me fuera, pero no le hice caso. Ella en un momento dado cerró los ojos y comprendí que era el fin. Al cabo de un ratito tuve esa especie de ronquido que es el estertor de la muerte, y mi padre, que estaba en Babia, me comentó riendo:”-¡Y ahora duerme, y hasta ronca!”.
Joder, qué fuerte. Yo le dije adiós y me fui corriendo a escape a mi casa. No sé por qué tuve esta reacción tan rara, pues lo lógico hubiera sido decirle a mi padre que había muerto y quedarme allí con él. Pero no lo hice.
Luego me dijo que al cabo de un rato de irme había entrado la doctora y se habían asustado cuando habían visto el panorama, que habían hecho que él se fuera al pasillo y que habían tratado de reanimarla con un desfibrilador, pero fue imposible. Había pasado demasiado tiempo ya. Yo pensé que era lo mejor para todos.
Mi madre, un año antes, o más, me había dicho que en un cajón de la mesa del despacho había una carta póstuma para mí, y que solo tenía que leerla cuando hubiera muerto. Yo le dije que probablemente estaba llena de insidias y reproches y que me haría sentir fatal el resto de mis días, y me dijo que no, que qué va.
Cuando en casa de mi padre, éste, Paco y yo estuvimos viendo los papelotes de mi madre, apareció la dichosa carta. Mi padre la leyó, puso cara de rabia y la rompió en mil pedazos, meneando la cabeza. Se lo agradecí una barbaridad. Malditas las ganas que tenía yo de leer la cartita de marras.
Hubo dos cosas raras después de morir mi madre. La más extraña fue lo que mi padre me dijo cuando ella estaba aún en la morgue antes de enterrarla.
-Tu madre no era una buena persona.- me dijo.
Yo me quedé extrañadísima de esta confesión, que la hizo sin rabia, como si tal cosa. Bueno, eso yo ya lo sabía, pero me chocó que me lo dijera entonces..
Pasado algún tiempo, me encontré con una señora amiga de ella, y estuvimos hablando de sus últimos momentos. Yo le dije que sus últimas palabras habían sido: “Cuida de Bito”. La buena señora se creyó que era así como mi madre llamaba a mi padre, y me dijo:
-“¡Oh, qué conmovedor, que en sus últimos momentos te encargara que cuidases de tu padre.!”
-“Pero si Bito era el perro…”- contesté yo.
La señora puso una cara indescriptible y se fue sin decirme ni pío.
Cuando pude considerar que era real que mi madre había muerto, tuve una sensación muy extraña, que nunca pensé que pudiera ser. Me entró una alegría enorme, y una sensación de libertad, como si acabara de salir de presidio. No me había dado cuenta que durante toda mi vida había estado bajo su férula, y ahora ya no lo estaba. Que era libre, vaya. Entonces comprendí qué era la libertad.
Y eso es lo que pasó.
Mª Dolores de Burgos.Aish
a

Las mujeres, la Naturaleza, los trasnos, las brujas y mucho más...(segunda parte)


Esta es la cueva de Zugarramurdi, cerda del pueblo del mismo nombre, en Navarra.Es famosa porque en ella las brujas de la región celebraban allí sus aquelarres. En la foto de arriba se puede ver un arroyo que, a lo largo de los siglos, formó esta enorme cueva. Se llama el Arroyo del Diablo.

 


Aquelarre



Aquelarres según Francisco de Goya





Datura stramonium



Flor de la mandrágora




La raíz de la mandrágora





La palabra akelarre viene del vasco, aker significa macho cabrío, y larre, prado. O sea que aquelarre significa el prado del macho cabrío, cabrón o boque, como le llaman en Aragón , para que resulte más suave.
Cuando recibían a una bruja nueva bailaban las otras en corro alrededor suyo, cantando , y entonces aparecía allí (?) el Diablo, en forma de macho cabrío negro. Todas tenían que levantarle la cola y besarle el culo, incluyendo a la bruja nueva, y luego comían pan con tomate y queso.
Antiguamente en esta comarca se creía que tener un macho cabrío negro entre el ganado lo protegía, y por esto no era raro encontrárselos por allí.
Las brujas, después de sus bailes, se untaban el cuerpo y el c...con un ungüento que las hacía capaces de volar, y se subían todas a sus escobas y  partían de esta guisa.
Llevaban consigo escobas porque era normal que entonces una mujer pasase tiempo barriendo su casa, si era limpia, y era un útil que manejaban mucho. Untaban el palo de la escoba con un ungüento de una planta llamada datura stramonium, metiéndoselo luego en el c..., y entonces tenían fuertes orgasmos
Se cree que estos ungüentos y bebedizos eran alucinógenos, y se sentían como si volaran,,,Los inquisidores, al oír, bajo tortura, todas estas confesiones, enseguida las condenaban a la hoguera, pues aquellos clérigos no pensaban que una mujer decente pudiera disfrutar del sexo, y que si lo hacían,y además con una escoba, aquello no podía más que ser diabólico.


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La mandrágora
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En la Edad Media se decía que las Bruja podían volar por los poderes que les había otorgado el Demonio. En realidad, todo indica que ese efecto de “volar” no estaba dado precisamente por su pacto con el diablo, sino por que usaban en llamado “ungüento de brujas”. En este post te voy a contar de qué plantas estaba elaborado el famoso ungüento, cómo se usaba y si efectivamente las hacía volar. Con esta información conoceremos más acerca de la toxicidad de ciertas plantas.

El tema de la brujería en la Edad Media es bastante amplio y complejo, por lo que para este post, vamos a tomar una base muy sencilla: Una bruja en la Edad media era aquella mujer que supuestamente tenía un pacto con el demonio, el cual le había otorgado ciertos poderes. En especial, se dice que podía volar por las noches, para reunirse con otras brujas y adorar al demonio. Se supone que en dichas reuniones llamadas Aquelarres, comían niños, bailaban desnudas y hacían orgías. También se dice que tenía conocimientos sobre herbolaria, y algunas de ellas podían transformarse en animales.

Se dice que para volar, las brujas usaban un ungüento preparado con determinadas plantas, las cuales básicamente tienen efectos alucinogenos.

¿De qué plantas estaba hecho el ungüento?

Aunque hay varias recetas para volar, básicamente usaban tres plantas: la famosa mandrágora, el beleño y la belladona; juntas forman la triada de las brujas. Vamos a ver un poco de cada una de ellas.

MANDRAGORA

Es tal vez la más popular y a la cual se le han atribuído una mayor cantidad de propiedades y poderes. Se sabe que era ocupada desde los Egipcios. Es una planta muy llamativa por su raíz que en algunos casos se asemeja a la figura humana. Básicamente, provoca efectos somníferos y alucinógenos. Se ha usado como anestésico, y para fines mágicos, como para atraer el amor, la fortuna, e incluso para hacerse invisible y para encontrar tesoros. Es altamente tóxica

BELEÑO

Su consumo provoca una sensación de presión en la cabeza y los párpados se sienten muy pesados, se disminuye la visión, los objetos se distorsionan y se presentan extrañas alucinaciones. Se entra en un estado de somnolencia que termina en una especie de borrachera. La simple inhalación del humo puede causar sensación de ligereza y de vuelo. Al igual que la mandrágora, es muy tóxica y mortal.

BELLADONA:

Se destaca por producir excitación pisquica acompañada de alucinaciones, visión borrosa, y gran ligereza. La persona pierde el control y la facultad de hablar normalmente, sufre de euforia, risas, deseos de bailar y aumenta su apetito sexual. El envenenamiento de belladona es uno de los más letales, ya que, aunque se usen dosis bajas se pude causar la muerte.

Como dato, sabemos que estas tres plantas contienen los siguientes agentes tóxicos: antropomina, hiosciamina y escopolamina, siendo esta última la causante de las alucinaciones.

Otra de las plantas favoritas de las brujas fue el ESTRAMONIO, la cual puede llegar a causar desvaríos temporales o incluso hasta locura permanente, produce modificación en la conciencia y de la percepción, que puede ser tan extrema que haya una pérdida total del contacto con la realidad.

En pequeñas dosis produce vértigos, somnolencia, disturbios de la visón y disminución de la fuerza muscular. En dosis elevadas, la cara sufre de una especie de parálisis, la boca se reseca, el pulso se vuelve irregular y viene las alucinaciones. Es potencialmente mortal por algo le han dado el nombre de higuera del infierno, berenjena del diablo, hierba de brujos. Otras de las plantas usadas en combinación con las anteriores son el opio y el acónito.

En general, estas plantas llevaban a las brujas a entrar en trance, provocando alucinaciones que se consideran completamente reales. Tenían la clara sensación de volar, de visitar otros lugares, estar con personas, asistir a orgías e incluso, tener visiones terroríficas.

Y a todo esto, ¿Cómo se preparaba el famoso ungüento?

Las pomadas eran preparadas principalmente con la grasa de cerdo aunque se especula que también ocupaban grasa de niños que habían nacido muertos, lo cual tal vez fuera algo poco probable.

En el caso de que se usara una grasa dura, primero se fundía a baño maría; se removían lentamente y se dejaba enfriar. Al parecer, las plantas eran trituradas en un polvo muy fino y se combinaban con las grasas.

¿Cómo se usaba?

En un relato presente en un juicio de la inquisición, una mujer llamada María de Jurreteguia acusada de bruja, explicaba que el aprendiz de bujería, para ir al Aquelarre, era untado con un “agua verdinegra y hedionda” unas dos o tres horas antes de la media noche.

María de Jurreteguia dice que Las zonas donde le embadurnaban eran las manos, sienes, pechos “partes vergonzosas” y plantas de los pies. Luego salía por las puertas o ventanas que les abría el demonio.

Como podemos notar, estos preparados eran untados en las zonas donde la piel es más fina para facilitar la rápida absorción de los principios tóxicos, como axilas, ingles y la frente, sin embargo, para tener una absorción más rápida y con efectos más intensos, se podía untar la pomada en la zona vaginal.

Y aquí viene una parte interesante…

Hay quienes afirman que para aplicar en la zona vaginal la famosa pomada, usaban una escoba y que por eso que se decía que las brujas llegaban a los aquelarres montadas en escobas.

En una investigación abierta en 1324 por presunta brujería, se informó que al revisar el armario de la inculpada, se encontró un tubo con ungüento con el cual engrasaba el bastón, sobre el cual posteriormente, cabalgaba.

Te tengo que confesar que esta parte se me ha hecho bastante rara, porque seguro las escobas no eran algo ni cómodo, ni higiénico, par untarse la pomada, además de que seguro causaba algún tipo de infección. Pero según algunos investigadores, ese mismo sufrimiento provocado por el contacto con el palo de la escoba y la absorción del ungüento, reafirmaría la idea de estar copulando con el demonio.

Aunque también me pongo a pensar que si eran lo suficientemente arriesgadas para usar plantas potencialmente venenosas, no creo que hubiesen tenido mayor problema por usar una escoba o cualquier otro artefacto exótico como aplicador. ¿O tú que piensas al respecto?

Ahora bien, hay muy pocas evidencias físicas sobre el uso de estas plantas, ya que casi todas las acusaciones de brujería y el uso del famoso ungüento, solo era por medio de los testigos que decían haber visto a algunas mujeres usarlo.

Solo hay pocos casos, como el de Zugarramurdi en 1610 donde se dice que descubrieron 22 ollas y una serie de polvos y cocciones, elaborados a partir de plantas, grasas, cenizas, sapos, etcétera, que decían servían para desplazarse por el aire y acudir a las reuniones brujeriles montadas en la escoba o bien, en los lomos de un animal, especialmente de lobo. Sin embargo, tal vez la evidencia que encontraron, no tenía precisamente que ver con la brujería y sólo se trataba de plantas para curar. Quien sabe.

¿Sí volaban?

Aunque las brujas aseguraran que si lo hacían, todo indica que se debe al efecto de las plantas. Se cuenta la historia de una bruja florentina que fue sorprendida cuando se disponía a ir al aquelarre, por lo que fue atada a la cama y vigilada toda la noche. Al despertar, afirmó que había asistido a una orgía demoniaca que describió detalladamente. Sin embargo, jamás salió del cuarto donde estuvo atada.

Experimentos con los ungüentos de brujas

Un historiador y ocultista Alemán, doctor Kiesewetter, preparó un ungüento de brujas, alrededor del año de 1895, basándose en una receta de John Baptista Porta, que dicho sea de paso, es el autor del libro Magia Natural, el cual fue publicado por primera vez en Napoles en el año de 1558.

Se dice que se frotó la preparación en varias partes del cuerpo y tuvo la sensación de volar en una especie de tornado. Se dice que durmió profundamente y las siguientes noches tuvo otros sueños muy intensos de trenes rápidos y paisajes maravillosos, varias veces soñó que se encontraba en una montaña elevada y hablaba con la gente del valle, aunque no tuvo visiones demoniacas. Sin embargo, parece que no le fue tan bien al ocultista pues se reporta que posteriormente murió experimentando con beleño negro.

En el libro “Medicina Verde, la búsqueda de las plantas que curan”, se menciona que un profesor alemán Will- Erich Peuckert, hizo lo mismo partiendo de una fórmula del siglo XVII, donde incluía belladona, beleño y estramonio. Junto con un grupo de voluntarios, dijo que se aplicó la pomada en zonas sensibles, como las axilas o la frente. Su informe sostiene que tuvieron un “sueño de veinticuatro horas, donde soñaban con carreras salvajes, frenéticos bailes y otras aventuras horripilantes del tipo de las orgías medievales”.

Finalmente, un experimento llevado a cabo hacia la mitad de los años cincuenta del siglo XX por G. Shenk resulta bastante interesante. En este caso no se trata de un ungüento, sino del humo de las semillas del beleño. Los alcaloides de esta planta producen en el intoxicado una sensación de gran ligereza y, prácticamente, de vuelo.

G. Schenk relata que tuvo mareos, temblores y que sentía que los pies le pesaban menos, hasta que sintió que las partes de su cuerpo se separaban; además sentía que la cabeza se le hacía grande por lo que entró en un momento de pánico pues pensaba que verdaderamente se su cuerpo se estaba partiendo. Mientras tanto, sentía que volaba y que su cuerpo se disolvía. También experimento visiones. Veía rebaños de bestias, humaredas de vapor y ríos de metal fundido.