sábado, 11 de septiembre de 2021

Cosas que escribía yo hace 20 años

 


R.I.P.


Yo, y los que me conocen lo saben, no soy una persona triste. Tengo mis depres recurrentes,y a veces llamo a los amigos para desahogarme dándoles la brasa, pero soy de carácter alegre y positivo. Pienso que siempre que me ha sucedido algo malo ha sido para mejorar, y he sacado algún provecho de ello. Tengo sentido del humor, a veces bastante negro, pero lo tengo. Eso me ayuda a soportar la vida, que en mi caso es bastante buena, por ahora. Cuando estoy bien tengo la superstición de que eso no me puede durar mucho, y que se avecina una desgracia. Ahora, a pesar de ser primavera, este año no he tenido depresiones excepto en el momento de despertar, ni apenas ataques de angustia. Todo esto lo digo para el que me lea sepa que estoy bien. Puesto que voy a hablar de uno de mis temas más apasionantes, la muerte.
A mí la muerte no me da miedo, lo que me lo da es la nada.Y la decrepitud. Esto ya lo dije en otro capítulo de estas las mis memorias. Cuando yo era pequeña creía que el Paraíso era como lo pintan los musulmanes, un jardín precioso, con arroyos, casas estupendas, y conviviendo (?) con nuestros amigos, parientes deseables y animalitos queridos. Luego, de mayor, me pareció algo infantil y me acerqué más al nirvana budista, pero, es tan triste... eso de convertirme en gota de agua de un inmenso océano no me pone, la verdad. En fin, que no tengo ni puñetera idea de lo que pasará después, si es que pasa algo. Yo he tenido, y las he ido contando, no todas, porque han sido muchas, experiencias muy curiosas que la gente normal no experimenta, o se las calla. Yo, como asumo que estoy bastante desequilibrada, pienso que tengo algo de más y algo de menos que la demás gente. Ya dije que en mis encuentros con chamanes y brujos todos coinciden en lo mismo: Que yo tengo un canal, una vía al otro lado abierta y que si la desarrollara podría hacer grandes cosas. Pero me da miedo, aunque me fascina. Una vez estaba yo haciendo yoga tumbada sola en una habitación de la casa de Gilabert de Centelles y me pude a hacer yoga de relajación. Yo había leído que así se puede separar el cuerpo astral del físico. ¡Y me sucedió!. Ya sé que no me vais a creer, pero lo que antes había leído en libros sobre esto se estaba cumpliendo al dedillo. Me sentí salir del cuerpo, y volar a velocidad vertiginosa por un túnel oscuro y estrecho. Yo pensé que ese era el túnel del que hablaba el libro por el que se pasa antes de un viaje astral. En uno de estos viajes puedes salir del cuerpo e irte a donde te dé la
gana, a la casa del vecino, a las cataratas del Iguazú o a no sé dónde más; no hay guías turísticas para estos viajes. Lo bueno que tienen es que son gratis. Pero yo, cuando estaba volando por el túnel (y no estaba dormida, eh?), me asuste. Pensé que a lo peor no podría volver y mis familiares, ausentes en ese rato de casa, encontrarían mi cuerpo inerte y tieso y que me moriría irremediablemente, porque se rompiese la cuerda de plata que une el cuerpo astral al físico, y de la que habla la Biblia (leed el Eclesiastés) y el Libro Tibetano de los Muertos, y en la que creen también todas las religiones orientales, budistas y demás. Todo esto está un poco embarullado, pero la experiencia la tuve, y no me dormí. Me asusté, pensando que igual no podía volver, y me moví. Moverse es volver ya inmediatamente al cuerpo físico. Por eso cuando estamos a punto de dormirnos a veces notamos un sobresalto, es que nuestro cuerpo astral durante el sueño sale un palmo o así del físico, y a veces nos despertamos y volvemos de golpe a unirnos en los dos cuerpos y tenemos ese sobresalto. Todo esto está muy mal explicado, pero no tengo ganas de hacer virguerías haciendo borradores, cosa que he odiado siempre. Pues me perdí la ocasión de hacer un viaje astral. Lo intenté después, pero ya no pude. Otra cosa que me pasó hace años y que solo la he comentado con Paco, es que dos veces en mi vida he tenido, aunque sueñe ridículo, una especie de éxtasis. Una vez yendo en barco , que me daba el aire, era verano, y me invadió una oleada de felicidad que en ese momento lo comprendí todo, es como si estuviera en una atalaya o un punto desde el que se contemplara todo el universo y la respuesta a los porqués, , y otra cuando, después de comer, y sin haber tomado ningún tipo de pastilla, (y sin estar dormida, leñe, que no me creéis), tuve un éxtasis que me duró diez minutos. Lo sé porque estaba tumbada en el sofá delante del reloj de pared. En esos diez minutos sentí una sensación tan grande de felicidad, que solo puedo definirla como que Dios vino y me dio un abrazo. Porque aquello no era de este mundo. No se me olvidará jamás, ¡Qué maravilla!, Me considero una privilegiada por haber podido vivir aquello. Más tarde, y aunque parezca y lo sea, presuntuoso, cuando leí una poesía de San Juan de la Cruz, que describía una experiencia suya, era exactamente lo mismo que había yo experimentado lo que decía que le había ocurrido a él.
Yo de santa no tengo nada, y soy bastante incrédula, pero a veces pienso si alguien no se ha suicidado sólo por curiosidad. Pero creo que eso no debe ser bueno; tenemos nuestra hora y ya nos llegará. Pero bueno, si alguien se suicida, es que ha llegado su hora... Pero de momento no pienso hacerlo. Estoy pasando una etapa buena, a pesar del cansancio crónico que no me deja. Y no tengo ganas de dejar este mundo terrenal, en el que por ahora las cosas me van bien.
Pero qué duda cabe que la muerte es el Gran Viaje, la Gran Aventura…y gratis.

Mª Dolores de Burgos



Katmandú-Nepal


 


VIAJES AGITADOS


Una de las cosas, entre las muchas, que me llamaron la atención en la India, fueron los camiones. Van decorados con dibujos y pinturas variadas y no hay ni un centímetro en ellos por decorar, lo que hace que el tráfico, caótico, resulta muy colorido y divertido. Muchos camiones llevan la cruz gamada, cosa que al principio me asombró, pero luego pensé que aquella era la cuna de los arios, y ellos lo tienen muy presente. Pero me parece que si hubieran caído bajo la zarpa de Hitler los hubiera gaseado a todos. Desde luego, lo que no se puede negar es que los gitanos proceden de la India. El otro día estaba yo mirando una foto de Indira Gandhi de perfil, y me recordó muchísimo a Lola Flores. Sí, no os riáis. Allí hay gente guapísima, con unos ojos negros enormes, tanto hombres como mujeres. Sobre todo los de clase baja, que son más oscuros.
Los urinarios de Katmandú son unos de los más asquerosos que he tenido la experiencia de visitar, si exceptuamos el vater kikuyu en el que metí el pie y por poco desaparezco en aquel pozo de mierda. Los urinarios indios y nepalíes son de miedo, todos tienen en el suelo como un palmo de pipí y no hay papel, por supuesto, pero como yo siempre viajo bien equipada, llevo Kleenex y zapatos adecuados. Los váteres más limpios que he visto yo en mi vida son los suizos. Allí tienen unos dispositivos en que aprietas un botón y te sale una plantilla para ponerla sobre la inmaculada taza del vater, o sea que además de estar limpísimos no tienes que poner el culo donde lo ha puesto tu antecesora. ¡Qué diferencias! Yo recuerdo que la primera vez que fui a Sevilla, hace ya muchos años, entré en un vater que parecía nepalí, pero esto ahora ya se ha arreglado.(no os enfadéis, primos sevillanos) Otros baños terriblemente sucios son, aunque parezca mentira, los que encontré en el Vaticano. Yo, que soy muy meona, en cuanto tengo ocasión voy, pues nunca se sabe cuando se podrá una volver a aliviarse. Pues fui a los lavabos papales y allí había casi tanto meado en el suelo como en Katmandú. Me quedé de piedra. Nunca hubiera imaginado nada parecido. Espero que los papas posteriores subsanarán aquello. Entonces estaba Pablo VI.
º Yo he tenido la suerte de no tener hijos, y el dinero que me hubieran sacado con su educación, para después sacarme los ojos, por aquello de cría cuervos, lo he empleado en gran parte en viajar. Me conozco los cuatro continentes. En Oceanía no he estado, y no sé si estaré. Me apetece más conocer Asia Central, la parte del Uzbekistán, Samarkanda, Bujara, .No me tengo que morir sin ir a Samarcanda. Es mi Meca. A la Meca podría ir por cuatro perras, pues ahora es el tiempo, y se organizan viajes muy baratos desde Palma. Pero creo que tendrían que repatriar mi cadáver si tengo que hacer las cosas que se tienen que hacer allí para ser un buen musulmán. Hay que dar tropecientas vueltas a la Kaaba, y cuando yo veo en la tele aquella multitud, el pensar que puedo estar yo en medio y con ganas de hacer pis, y no poder, me horroriza. Porque aquello dura muchísimo. También se levantan a medianoche, como por maitines, para rezar. Pero como yo estoy exenta por razones de salud, no me voy a ver en estos aprietos. Además, como hay unos gentíos tan enormes, y aquello está bastante mal acondicionado, siempre hay accidentes. No pasa año en que, como éste, se derrumbe me parece que ha sido un puente y se han muerto 400, o descarrila un tren, o vuelca un autobús. Mis ansias de martirio no llegan hasta ese punto,.Esperemos que Dios (si existe) sea comprensivo y tenga sentido del humor.¿Tendrá Dios sentido del humor? Me lo pregunto a veces. Esperemos que sí, porque si no, no sé qué será de mí. Tendré que pasarme la eternidad en la morada del Saytán, y yo, aunque friolera, no me apetece tanto calor. Espero que mi media docena de ángeles custodios me libren de eso.
La gente se cree que los hindúes son politeístas e idólatras, y no es verdad. Bueno, sí que son unos asociadores de miedo, pues les rezan a diosecillos como aquí lo hacen las viejas a Santa Rita o a San Pascual Bailón, pero esos diosecillos no son dioses en realidad, sino facetas del único Dios. Krishna. Tienen una Trinidad, Krishna, Shiva y Vishnu. Shiva es el principio destructor y Vishnu el constructor. El primero tiene muchos más adeptos que el segundo. ¿Por qué será?

Mª Dolores de Burgos-Aisha.





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