sábado, 22 de junio de 2024

Los archivos akásicos

Sociedad Teosófica El término sánscrito akasha se introdujo en el lenguaje de la teosofía a través de H. P. Blavatsky (1831-1891), que lo caracterizó como una especie de fuerza vital; también se refirió a las «tablillas indestructibles de la luz astral» que registran tanto el pasado como el futuro del pensamiento y la acción humanos, pero no utilizó el término «akáshico».5​ La noción de un registro akáshico fue difundida por Alfred Percy Sinnett en su libro Budismo Esotérico (1883) cuando cita la obra Un catequismo budista (1881) de Henry Steel Olcott.6​ Olcott escribió que «Buda enseñó que dos cosas son eternas, a saber, el 'Akasha' y el 'Nirvana': todo ha salido del Akasa en obediencia a una ley de movimiento inherente a él, y, luego muere. Ninguna cosa sale de la nada». Olcott explica además que «el budismo primitivo, entonces, sostenía claramente una permanencia de los registros en el Akasha y la capacidad potencial del hombre para leerlos, cuando evolucionaba hasta el estado de la verdadera iluminación individual».7​ En Clarividencia (1899), de C.W. Leadbeater, la asociación del término con la idea era completa, e identificó los registros akáshicos por su nombre como algo que un clarividente podía leer. En su obra Man: How, Whence, and Whither? de 1913, Leadbeater afirma que registra la historia de la Atlántida y otras civilizaciones, así como la sociedad futura de la Tierra en el siglo XXVIII.8 MUY INTERESANTE. Ver más en Internet.

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