Ocurre en un cementerio, en el momento de la inhumación de un célebre cardiólogo.
Numerosos médicos están presentes.
Habían adornado la entrada al mausoleo con un enorme corazón de dos metros de altura hecho con flores. Delante ponen el ataúd. El corazón se abre, el ataúd se mete y luego el corazón se cierra. Todo el mundo está muy triste.
De pronto, alguien se echa a reír.
-"¡Silencio!- le dicen- ¿qué le sucede para ponerse a reír ahora?"
-"¡Es que yo imagino mi entierro!¡soy ginecólogo!"
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