Esta expresión, que quiere decir que algo queda muy lejos: Estar, vivir, irse... al quinto pino...Pues resulta que a principios del s. XIX, entre Recoletos y la Calle de Alcalá, en Madrid, había 5 maravillosos pinos muy frondosos en fila perfecta. Según parece, en torno al gran tronco del último de ellos, los enamorados madrileños se escondían para besarse y abrazarse, cosa que entonces estaba muy mal vista.Por eso los enamorados tenían que escoger lugares lejanos. De ahí viene que irse al quinto pino era como irse a un lugar lejano al que nadie llegaba, donde se estaba en soledad y privacidad.
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