miércoles, 5 de enero de 2011

¡Bien por la ley antitabaco!



Como hoy tengo el día guerrero, me voy a posicionar a favor y en contra de dos colectivos, lo que hará que muchos de mis lectores me odien, pero tengo que soltarlo. Uno es el de los puñeteros fumadores,y el otro a favor de los controladores aéreos. Empezaré por los primeros.
TODA MI INFANCIA; JUVENTUD Y MAS, me he tenido que tragar el humo ajeno. Mi padre fumaba como una chimenea, mis amigos, mis compañeros de partido, mis parientes, tíos, abuelos, primos, tias, primas, amigas, etc. etc. Cuando yo tenía 13 años mi madre intentó que aprendiera a fumar, "porque si no, vas a hacer el ridículo en sociedad". Ella solo fumaba en fiestas. Bueno, pues yo, como había probado uno y lo tiré enseguida de tan malo y desagradable como me pareció, y no me quedaron ganas de repetir la intentona, tenía bien claro que me la repanfinflaba quedar mal en sociedad, recojostias (no significa nada, pero ¡qué mal suena, eh?).
Pues yo no fumaba, pero todo el mundo a mi alrededor sí. Entonces en las pelis yankis siempre ahogaban sus penas con whisky, que sacaban de bonitas botellas de cristal tallado, si eran gente rica, o bebían a morro de la botella si eran del lumpen.Y fumaban. Hacía muy macho. Y a las señoras, interesantes.A todos los soldados moribundos les ponían un cigarro encendido en los labios, no sé por qué. Que yo sepa,la nicotina no tiene virtudes adormecedoras ni antálgicas.
Entonces los jovenes-as no íbamos a discotecas, que nos las había, sino a boîtes a achucharnos, pues el régimen de Franco nos tenía a todos reprimidos y jodidos (en el mal sentido, claro) y en esos antros al menos podíamos desfogarnos un poco (poco). Y lo peor es que todos fumaban como descosidos, y a mí enseguida se me irritaban los ojos y empezaban a caer de mis clisos enormes lagrimones, lo cual era muy molesto.
Yo siempre he creído que la bronquitis crónica que me acompaña desde hace muchos años es el resultado de haber sido fumadora pasiva toda la vida, o sea, que si al menos hubiera disfrutado...pero tener el castigo sin el pecado no es justo, no.Es como si a una honrada ama
de casa su juerguista marido le pega el sida y ella no se entera hasta que se pone malísima y se muere. ¡Pues vaya gracia!
Las modas yankis siempre han sido perniciosas.

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