miércoles, 5 de enero de 2011

Pues yo comprendo a los controladores



aunque me hubiera dado mucho coraje que me fastidiaran unas vacaciones. Y aunque la gente me odie, como les odian a ellos. Y es porque la gente no tiene ni idea de lo estresante y agotador que es este oficio, Por eso cobran tanto, pero se lo ganan. Yo no tengo ningún amigo ni pariente que lo sea, pero sé lo mal que lo pasan y lo frecuentes que son sus bajas por stress y depresión.
Hace un par de días leí en un periódico palmesano una carta tremenda de una controladora mallorquina, quien decía que la gente no subiría tan despreocupadamente a un avión si supiese lo mal que se encuentra, con los nervios a flor de piel, una persona que está controlando muchos aviones a la vez. Yo, la verdad, el volar no me da nada de miedo, pienso que es mucho más probable tener un accidente de automovil en una autopista que pegarse un tortazo con un avión, pero la verdad es que cuando vuelo prefiero no pensar en esos funcionarios a quienes tanto se envidia. Yo creo que gran parte de la tirria que se les tiene es porque envidian su sueldo,y el ser funcionarios, y no se creen en absoluto que trabajan bajo enormes presiones: Laborales, policiales, jurídicas. El ministro se burló de ellos y todo el mundo le rió la gracia; supongo que ese señor -del que no recuerdo ahora el nombre- no dió puntada sin hilo, sino que aprovechó la ocasión para hacerse popular.
A mí esta actitud de linchamiento hacia unas personas tan envidiadas me da asco, y me parece criminal.Si un día, Dios no lo quiera, hubiera una colisión de dos aviones por "culpa" de un controlador que debería estar de baja, todo el mundo se lanzaría a por ellos, y nadie pensaría que los verdaderos culpables son los miembros del Gobierno que tan mal ha actuado, solo preocupado de "quedar bien" delante de la gente y hacerse los eficaces.
Nadie se cree las bajas de esta gente pòr depresión, crisis de angustia y otras patologías por el estilo, pero yo sí, porque las he padecido, y durante mucho tiempo en otras épocas. Nadie me entendía y se burlaban de mí, como hacen ahora con los controladores. Ni mis mismos padres me ayudaban nada, y encima mi madre me regañaba y ser avergonzaba de mis bajas. Mi padre se limitaba a no comprender nada, porque él jamás había tenido esas "cosas raras", y me preguntaba que qué me dolía. El único que me ayudó bastante fué mi marido, y me aguantó hasta limites que otro creo no hubiera hecho.
Por todo esto, yo comprendo a los controladores. Por favor, que no los acosen más. Que si son pocos, que formen a más, pero los que están al pie del cañón, han recibido tantas hostias y palizas, morales y no, que están para el arrastre.
Que Dios coja confesados e los pasajeros.

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