lunes, 24 de enero de 2011
Una señora estaba en un avión volviendo de Suiza. A su lado estaba sentado un cura, entonces ella le pregunta:
- Padre, ¿puedo pedirle un favor?
- Sí hija mía, ¿qué quieres?
- Mire, compré un depilador eléctrico súper sofisticado muy caro y tengo miedo que supere mi límite en la Aduana. ¿Podría usted esconderlo debajo de su sotana?
- Sí mi querida, puedo, solamente debo advertirte que yo no sé mentir.
La señora piensa: -¡ay! Ojalá que nadie le pregunte nada al cura...
- Está bien padre, gracias por su ayuda... y le da el depilador.
Llegando a destino en el aeropuerto, el funcionario de Aduanas le pregunta al cura:
- ¿Algo a declarar padre?
- A lo que el cura responde: De la cabeza a la cintura, nada a declarar hijo mío.
Medio extrañado el funcionario le pregunta:
- Y de la cintura para abajo, ¿qué tiene?
- Allí abajo llevo un maravilloso instrumento diseñado para ser usado por las mujeres pero que hasta este momento permanece sin estrenar.
Y el funcionario echa unas carcajadas y dice:
- Adelante padre. Próximo de la fila.
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