Este cuento de que a los bebes los trae la cigüeña viene de la Antigüedad, y de Escandinavia.
Para explicar la súbita aparición de un nuevo bebé en el hogar, las madres escandinavas solían explicar a sus hijos que lo había traído una cigüeña. Y, para justificar el descanso en la cama, tan necesario para la madre, se decía a los niños que, la cigüeña, antes de irse, había dado picotazos en las piernas a la madre.
La necesidad de ofrecer a los niños alguna explicación respecto a la llegada de un nuevo hermanito (sobre todo en una época en que los niños nacían dentro del hogar) es comprensible. Pero, ¿Por qué una cigüeña?
Hace ya mucho tiempo, naturalistas escandinavos estudiaron las cigüeñas y sus hábitos de anidación en las chimeneas de las casas. (Esto se puede ver cientos de veces en chimeneas y torres de iglesias en Extremadura, España, y es precioso). Estas aves , durante su larga existencia -podían vivir hasta 70 años- volvían a la misma chimenea año tras año , y eran monógamas. Las cigüeñas adultas pero todavía jóvenes, cuidaban mucho de sus progenitores, ya viejecitos o incapacitados, alimentándoles y protegiéndoles con sus alas extendidas. De hecho, los romanos, impresionados por esta conducta altruista de las cigüeñas, aprobaron una legislación llamada "Lex Ciconaria", la "ley de la cigüeña", por la que se obligaba a los hijos a cuidar de sus padres ancianos. Los griegos se mostraron igualmente impresionados y con el término "storgue", origen de las palabras "stork" en inglés, y "Storch" en alemán, designaron un gran afecto.
Por tanto, esta bondad de la cigüeña, junto con la conveniencia de su anidación en las chimeneas de la casa, la convertia en una criatura ideal para transportar al recién nacido y hacerlo llegar a la casa a través de la chimenea. Durante siglos, esta vieja leyenda fue popular en toda Escandinavia, pero sería el escritor danés Hans Christian Andersen quien, en el siglo XIX, con sus cuentos de hadas, popularizara el mito en todo el mundo.
Para explicar la súbita aparición de un nuevo bebé en el hogar, las madres escandinavas solían explicar a sus hijos que lo había traído una cigüeña. Y, para justificar el descanso en la cama, tan necesario para la madre, se decía a los niños que, la cigüeña, antes de irse, había dado picotazos en las piernas a la madre.
La necesidad de ofrecer a los niños alguna explicación respecto a la llegada de un nuevo hermanito (sobre todo en una época en que los niños nacían dentro del hogar) es comprensible. Pero, ¿Por qué una cigüeña?
Hace ya mucho tiempo, naturalistas escandinavos estudiaron las cigüeñas y sus hábitos de anidación en las chimeneas de las casas. (Esto se puede ver cientos de veces en chimeneas y torres de iglesias en Extremadura, España, y es precioso). Estas aves , durante su larga existencia -podían vivir hasta 70 años- volvían a la misma chimenea año tras año , y eran monógamas. Las cigüeñas adultas pero todavía jóvenes, cuidaban mucho de sus progenitores, ya viejecitos o incapacitados, alimentándoles y protegiéndoles con sus alas extendidas. De hecho, los romanos, impresionados por esta conducta altruista de las cigüeñas, aprobaron una legislación llamada "Lex Ciconaria", la "ley de la cigüeña", por la que se obligaba a los hijos a cuidar de sus padres ancianos. Los griegos se mostraron igualmente impresionados y con el término "storgue", origen de las palabras "stork" en inglés, y "Storch" en alemán, designaron un gran afecto.
Cigüeñas extremeñas |
Por tanto, esta bondad de la cigüeña, junto con la conveniencia de su anidación en las chimeneas de la casa, la convertia en una criatura ideal para transportar al recién nacido y hacerlo llegar a la casa a través de la chimenea. Durante siglos, esta vieja leyenda fue popular en toda Escandinavia, pero sería el escritor danés Hans Christian Andersen quien, en el siglo XIX, con sus cuentos de hadas, popularizara el mito en todo el mundo.
Cigüeñas extremeñas |
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