El viaje al Nepal fué uno de los más maravillosos que he hecho. Como sucedía
en la India, era como estar dentro de un cuento. El Nepal era un gran
desconocido hasta muy avanzado el siglo XX. Porque era dificilísimo llegar a él,
al estar rodeado de montañas, los Himalayas. O mejor dicho, sus
estribaciones que le separaban de la India..El Nepal no existía como país,
sino que era una región de ciudades-estados independientes, regidas cada
una de ellas por rajás. La palabra marajá viene del sánscrito maha-rasha, que
quiere decir Gran Rey. Maha-rani Gran Reina. Nosotros estuvimos en bastantes
de estas ciudades-estado. La principal es Pasupatinath, Esta ciudad es como
salida del pasado. Solo por las bicicletas se nota que estamos en el siglo
XX.Está toda llena de palacios, templos y stupas. También hay casas para la
gente, encaladas, y e s importante esta ciudad porque por ella pasa un río
sagrado, cuyo nombre no consigo recordar, y que es afluente del Ganges. Al
serlo también es sagrado. En las orillas del río hay muchas piras donde
queman los cadáveres. Luego las cenizas van al río. Uno no se puede convertir
a la religión hindú. Es la única religión que yo sepa a la que no es posible
convertirse, pues hay que haber nacido hindú para ser hinduísta, pues naces
en una casta y de ella es imposible salir.o entrar. Casarse fuera de su casta
está mal visto. Pero Indira Gandhi estaba casada con un intocable. Hay cuatro
castas principales: Los brahmanes, la superior, que suelen ser sacerdotes y
gente importante y tienen la piel casi tan blanca como los europeos. Los
chatryias, o guerreros,,que suelen ejercer profesiones liberales, Los
vaishas, que son los mercaderes y comerciantes y los sudras, que hacen los
trabajos de limpieza y cosas así. Y luego están los parias, o intocables, que
estos no tienen casta. Los descastados, vaya. Lo curioso de un funeral hindú
es que la tea encendida con la que el hijo mayor o el pariente de más respeto
del muerto enciende la pira la tiene que tomar de la mano de un intocable. El
por qué no lo sé, pero así ha sido siempre. Los ricos queman sándalo, y
entonces el olor a carne quemada se junta con la de la madera. Es fascinante.
Pasupatinath es una ciudad preciosa. Tiene unos templos o stupas que tienen
una forma redondeada con una cúpula de pan de oro. Alrededor se quema
incienso, y está todo lleno de gurus y santones meditando.No te hacen ni caso
y hay que saltar por encima de ellos para ir de un lado a otro. Allí no matan
animales, pues creen que pueden ser la reencarnación de algún pariente, y
está todo lleno de perros y monos., La gente les da las sobras de las comidas
y están todos gordísimos. Gatos hay pocos. Les dan las sobras porque no se
puede guardar restos de una comida para zampárselos después, como hacemos
aquí, que los metemos en la nevera y nos lo comemos al día siguiente. Allí no
se puede guardar nada. Es impuro. También hay tantos animales porque cuando
los chinos invadieron el Tibet, se comieron a todos los perros y gatos, pues
los chinos no tienen manías, y muchos animales se fueron a vivir al Nepal,
donde están a cuerpo de rey. Yo recuerdo haber visto, y le hice una foto muy
graciosa, a un viejo haciendo la siesta bajo el solecito con la cabeza
apoyada en un perrazo dormido. Aquel perro no era suyo, los animales son de
la sociedad.
Stupas
Una cosa curiosa que ahora me viene a la memoria y que no tiene que ver con
esto pero sí, es que los musulmanes son muy amantes de los gatos, pues a
Mahoma le gustaban mucho, pero a los perros los consideran impuros. Un musulmán
puede tener gatos en su casa, porque son animales limpios y puros, pero si
quiere tener perros tiene que tener jardín y que estén fuera.
Hecha esta salvedad, seguimos paseando por las calles de Pasupatinath. Estas
ciudades estado son muy parecidas, y hablo de Pasupatinath porque es la más
importante por el río, pero todas tienen el palacio del rajá, y el baño del
rajá, que suele ser de mármol rosa o blanco y está fuera. Tienen estos baños
unas escaleritas que bajan y abajo hay como una piscinita y allí se lavaban.
También hay, para los días calurosos del verano, y nosotros estuvimos allí en
esa época, unas casas de reposo a las que se sube por unas escaleritas y que
arriba hay como un mirador con bancos para tumbarse y tomar el fresco, pues
el aire entra por todos lados. Están hechos estos lugares de pìedra y maderas
labradas que son una preciosidad. Y la gente los conserva limpios y no son
guarros como aquí que tiran las cosas por el suelo. Todo está muy limpio.
Estuvimos un rato descansando allí y se estaba de maravilla.Corrría un
airecillo estupendo. Encontramos a un chico de unos diez o doce años que
hablaba perfectamente el español, y cuando le preguntamos dónde lo había
aprendido, nos dijo que de los turistas españoles que iban allí. Yo me quedé
estupefacta, pues lo hablaba de maravilla y sin ningún acento. Nos dijo que
quería dedicarse a guía turístico. Ya lo era, y nos llevó por todos los
rincones de la ciudad y luego le dimos una buena propina. Qué chico más
cortés y espabilado. Y nunca había salido de aquel agujero.
En el Nepal hay una colonia muy graciosa, de tibetanos exiliados. Estuvimos
con ellos y visitamos su templo. Nos trataron muy bien. En Oriente la gente
es muy amable y nunca se impacientan ni se enfadan. No ves peleas ni se oyen
gritos como en occidente.(esto cuando no hay guerra, claro).Pues estaban los
tibetanos vestidos con su túnica color granate sentados en corro rezando y
nos sonrieron al pasar nosotros. En el templo hay unos cilindros labrados de
metal a los que se les da con la mano y giran, con un sonido melodioso, y esa
es una manera de orar. También hay por todas partes unas banderitas de
colores, las banderas de oraciones, de las que me traje una docena a casa. Lo
pasamos estupendamente.
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