
El general Ramón María de Narváez (en la foto del cuadro)estaba en su lecho de muerte y su confesor le exhortaba a que se confesase.Le dijo9:
-Hijo mío, ¿perdonas a tus enemigos?
Narváez puso una cara de asco de lo más expresiva y no dijo nada.
-Pero, hijo, es que si no los perdonas, no puedes ir al cielo...
-Es que no tengo enemigos, padre. Los he fusilado a todos.
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Una gran dama decimonónica perdió a su marido con el que se llevaba fatal.Un amigo le comento el buen aspecto y la cara de pascuas que tenía.
-Es que estoy en la luna de miel de la viudez.
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La duquesa de Longueville se aburría soberanamente en tierras de Lombardía, en donde acompañaba a su marido.
-¿Queréis cazar?-le dijeron.
-No me gusta la caza.
-¿Queréis pasar el tiempo bordando?
-Me aburren las labores.
-¿Queréis pasear, jugar a algún juego?
-No me gusta nada de eso.
-¿Pués qué os gustaría?
-No sé, pero no me gustan los placeres inocentes.
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