«Figuraos que ahora le llaman con una campanilla y él acude como si fuese un criado»
Al poeta y dramaturgo François Le Métel de Boisrobert le fueron con el chismorreo de que su esposa le era infiel con un amante.
Sin inmutarse soltó:
El obispo de Ginebra y posteriormente canonizado santo, Francisco de Sales
«¿Hermosa? -respondió el prelado- No lo sé»
«¿Cómo es posible? ¿No la habéis visto?»
«La he visto, pero no la he mirado»
Al enterarse de que un joven amigo suyo iba a contraer matrimonio, el dramaturgo francés Francis de Croisset le dio el siguiente consejo:
«Querido amigo, no sé si tu mujer es hermosa o fea, pero escucha bien. Si es hermosa no se lo digas pues es inútil, ya que lo sabe antes que tú. Dile en cambio: “Cariño, eres muy inteligente” y ella lo creerá porque lo espera. Si por el contrario es una mujer fea, entonces debes decirle frecuentemente: “Oh cielo, qué hermosa eres” y ella pensará: “Me he casado con un hombre con alma de artista”»
Tras ser consagrado como obispo, un joven religioso le dio efusivamente las gracias a Philippe Cospéan, el prelado que había oficiado la ceremonia.
«Por Dios -respondió Cospeau- soy yo quien debería dároslas a vos, pues antes de haceros obispo yo era el obispo más feo de toda Francia»
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