Las Flores de Bach fueron inventadas hace unos 80 años por el médico inglés Edward Bach (1886-1936). Este doctor estaba convencido de que la mayoría de las enfermedades están causadas por estados negativos de la mente y por malas actitudes ante la vida (miedos, celos, impaciencia, angustia, etc). Como presunta terapia este doctor elaboró 38 preparados naturales, cada uno de ellos basados en una flor que poseía, según su forma de entender esta terapia, en propiedades que aliviaban los pensamientos negativos. Las flores eran maceradas o hervidas en agua y diluidas posteriormente en soluciones alcohólicas (en su origen se empleó brandy o vino) para asegurar su conservación. Desde la muerte del Dr. Bach, sus seguidores han añadido otras flores al listado, haciéndolo más “completo”. Anecdóticamente, y para que pueda observarse el grado de “análisis” que se ha tomado como base para elegir una flor y no otra como base de la terapia, baste tomar como ejemplo el remedio que se emplea para combatir la impaciencia: un preparado de la flor de Impatiens glandulifera. Esta planta se llama así porque Linneo llamó Impatiens al género ya que dispara sus semillas, no espera a que caiga como hacen otras plantas. Por esta anécdota Bach consideró que era apta para curar la impaciencia. Si Linneo al descubrir esta planta hubiera decido honrar a algunos de sus maestros y le hubiese puesto otro nombre, hoy la Impatiens no formaría parte del catálogo. Todo muy científico, si señor.
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jueves, 27 de noviembre de 2014
Las flores de Bach
Las Flores de Bach fueron inventadas hace unos 80 años por el médico inglés Edward Bach (1886-1936). Este doctor estaba convencido de que la mayoría de las enfermedades están causadas por estados negativos de la mente y por malas actitudes ante la vida (miedos, celos, impaciencia, angustia, etc). Como presunta terapia este doctor elaboró 38 preparados naturales, cada uno de ellos basados en una flor que poseía, según su forma de entender esta terapia, en propiedades que aliviaban los pensamientos negativos. Las flores eran maceradas o hervidas en agua y diluidas posteriormente en soluciones alcohólicas (en su origen se empleó brandy o vino) para asegurar su conservación. Desde la muerte del Dr. Bach, sus seguidores han añadido otras flores al listado, haciéndolo más “completo”. Anecdóticamente, y para que pueda observarse el grado de “análisis” que se ha tomado como base para elegir una flor y no otra como base de la terapia, baste tomar como ejemplo el remedio que se emplea para combatir la impaciencia: un preparado de la flor de Impatiens glandulifera. Esta planta se llama así porque Linneo llamó Impatiens al género ya que dispara sus semillas, no espera a que caiga como hacen otras plantas. Por esta anécdota Bach consideró que era apta para curar la impaciencia. Si Linneo al descubrir esta planta hubiera decido honrar a algunos de sus maestros y le hubiese puesto otro nombre, hoy la Impatiens no formaría parte del catálogo. Todo muy científico, si señor.
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