sábado, 19 de enero de 2013

Historia de Jaume Santandreu

Entrevista a Jaume Santandreu Marginado ilustre, ex sacerdote y escritor. Publicado el 9 / mayo / 2012 por Alberto D. Fraile Oliver “Sólo puedes estar con marginados si eres un marginado” Si juzgamos a este hombre por lo que dice, podremos afirmar que es un provocador, e incluso un bocazas, pero si le juzgamos por sus actos, no nos quedará más remedio que reconocer que es un genio. Su obra maestra ha sido Can Gazá, un lugar en el que los marginados de la sociedad pueden volver a ser personas. Las ‘lindezas’ que salen de la boca de Santandreu se han convertido en el azote de la jerarquía eclesiástica y de la sociedad bienpensante mallorquina, que, por otra parte, se han ganado a pulso muchas de las críticas que Santandreu generosamente les dedica. Mucha gente le conoce como el ‘cura homosexual’, pero este hombre es mucho más. Escritor -ha firmado más de treinta obras de gran calidad literaria y es una de las voces de la literatura catalana actual-, es sobre todo una persona comprometida con los que más sufren, los marginados. Aquellos que la sociedad ha escupido y no tienen dónde ir. Se ha pasado toda su vida trabajando codo con codo con ellos, durante 45 años ha buceado en las cloacas de la sociedad y se ha partido la cara y el pecho para encontrar soluciones a sus problemas. Se le podrá criticar por muchas cosas, pero si los obispos siguieran sólo la mitad de lo que Jaume sigue las palabras de Jesús de Nazaret, la Iglesia sería otra. La sociedad sería otra. Te has pasado la vida rodeado de marginados, ¿por qué? Yo me he dejado llevar por la vida. Sólo pueden estar con marginados los que se sienten marginados. ¿Y tú te sientes marginado? Yo me siento marginado. Soy un marginado, pero no todos los marginados que estamos aquí somos marginados de la misma clase. Hay marginados sociales, laborales, psíquicos… He llegado aquí por un proceso muy largo. Soy un marginado, quizá un marginado ilustre, pero un marginado al fin y al cabo. ¿Pero qué tipo de marginado eres tú? La marginación más fuerte es interna, es la marginación sexual. Me costó mucho admitir mi homosexualidad. Alguien dirá que sólo hablo de esto, pero es que si no hablo de esto no tengo nada de qué hablar. La marginación sexual me ha hecho sufrir lo insufrible. Y esto no lo arregla el matrimonio homosexual – yo para mis enemigos seré siempre un ‘cura maricón de mierda’. Y también ha habido una marginación externa, aunque no la he sentido tanto, que es la marginación a la que me ha sometido la Iglesia por cómo soy y cómo pienso. ¿Es cierto que un cura abusó de ti cuando eras un niño? A los seis años fui violado por un cura, y al abuso se añadió el trauma de tener que declarar ante un tribunal eclesiástico con sólo 11 años. Tuve que jurar sobre una Biblia que iba a decir la verdad y que jamás contaría lo que había ido a declarar. No es muy común que un cura hable de su sexualidad. ¿Cómo vive un cura la sexualidad? Por desgracia, el 80 % de los curas están castrados y son asexuados. Si no fuese así, serían creativos, porque el sexo es creación. Y ahora nos encontramos con toda una Iglesia que no es creativa. Y es así porque lo curas están capados. Al 20 % restante les queda un huevo y tienen que llevar una sexualidad a escondidas, y eso es muy triste, porque la manifestación de la persona pasa por la sexualidad. Dentro de la Iglesia se sabe que ‘fulano’ se entiende con uno, mengano con otro. No me extraña que la Iglesia vaya tan mal – el celibato va contra un derecho natural. Yo debo ser el único cura de Mallorca que vive su sexualidad abiertamente. ¿De dónde nace tu compromiso con los marginados? Si yo estoy aquí, es porque me va el rollo. En realidad estoy aquí por egoísmo, porque es el único sitio del mundo donde puedo ser yo mismo. Ni siquiera en mi casa puedo ser yo mismo. Tengo familia que me quiere muchísimo, pero ten en cuenta que soy neurótico obsesivo tirando a histérico. Me encanta ser neurótico obsesivo; los 30 libros que he escrito, todos los lugares para marginados que he montado, es gracias a ello. Estoy contento de ser neurótico y feliz de ser obsesivo. Pero lo que no me gusta es ser histérico, porque el histerismo tiene falta de elegancia y además te rompe muchas cosas. En mi casa no me puedo poner histérico. Si me pusiera histérico con mi hermana monja, que me quiere a rabiar, y la maltratase, después necesitaría un mes para pedirle perdón. Aquí me pongo histérico y no pasa nada. Yo aquí no hago nada por Dios. Pero, como todo el mundo, tengo algunas personas que me sirven de referencia, como puede ser Gandhi o el ‘Ché’ Guevara, y hay uno que lo tengo por cultura pero que está por encima de todos, que es Jesús de Nazaret. ¿Cuál es tu idea de Jesús? Un hombre normal y corriente con una energía revolucionaria muy grande. Capaz de abrazar a los leprosos, capaz de dejarse querer por María Magdalena, capaz de dejar al ‘maricón’ de Juan dormirse sobre sus rodillas… El Jesús que fue capaz de ir contra la ley cruel de la Biblia que decía “diente por diente, ojo por ojo”. Este Jesús fue un hombre muy normal, hijo de una mujer que tuvo otros hijos, pero con una energía especial, tanto que hoy aún hablamos de él. Este Jesús me sirve de referencia, pero lo que hago no lo hago por él, lo hago porque mi equilibrio personal, mi egoísmo, mi sentimiento… me llevan a hacerlo. Y porque los marginados son de los míos. Este coraje que tienes para ser tú mismo te debe haber ocasionado mucho sufrimiento y mucha lucha… Sí, pero también me ha dado algún ligue (risas). A raíz de mis declaraciones, vienen algunos curas por aquí, no muchos, y algunos me preguntan si tienen que salir del armario. Yo siempre contesto que no lo hagan, que no compensa. Todo lo que he hecho ha sido porque la vida me ha llevado a ello. He seguido un proceso y la vida me ha llevado a donde estoy ahora. No volvería atrás por nada. Yo soy luchador, y para poder luchar tienes que ir desnudo y untado de aceite para que no te coja nadie. Aunque sólo lleves un pañuelo en el cuello, te cogen. Yo soy de las pocas personas en Mallorca que no tiene nada que perder ni nada que esconder. Hay mucha gente que no tiene nada que perder, pero suele tener algo que esconder. En estos momentos ya lo he dicho todo sobre mí. No me he guardado nada. Esto no tiene nada que ver con la ética ni la pureza. Lo que ha sucedido es que, cuando alguien te persigue, lo primero que le tiras es la camisa y después los pantalones, para que se entretenga. Si sales constantemente en los periódicos, como es mi caso, y tienes una institución como la Iglesia que te persigue, has de estar muy seguro de no esconder nada, porque te cogen por lo escondido. Si eres un luchador tienes que ir desnudo. No lo haces por gusto, la vida te lleva… Si Dios me hubiera dejado mudo, habría hecho un prodigio. ¿Los marginados te han ayudado a aceptar tu homosexualidad? Para hacerme cura me tuve que poner cuerpo a tierra en la Catedral. Tenía 22 años, estaba entregado a Dios, en aquel momento llevaba cilicios puestos porque quería ser santo. Si en aquel momento alguien me hubiera pedido que escribiera lo que me iba a pasar en la vida, como mucho hubiera acertado en los primeros años en Sa Pobla, pero después del Perú no hubiera adivinado nada de lo que me ha pasado. Yo quería ser de otra manera, no me aceptaba a mí mismo, pero ha sido la vida la que me ha llevado por un camino que no podía ni imaginar. Es por esto que quiero tanto a los marginados; ellos me han ayudado. Son ellos quienes me ayudan a mí, no yo a ellos. Son ellos los que me soportan. Solo puedes estar con marginados si te sientes un marginado. Si alguien quiere venir a Can Gazà pero no se siente marginado, que traiga unos yogures y leche y luego se vaya, porque no queremos paternalismos. ¿Por qué la gente no se desnuda como has hecho tú y se presenta tal y como es? Porque no les han quitado los pantalones como a mí. Yo no me he desnudado, a mí me han arrancado la ropa. Yo quiero una Mallorca libre, habitada por hombres libres, y eso tiene un precio. ¿Qué es para ti la libertad? La libertad no es lo que nos han contado. No es la capacidad de elegir algo, porque no podemos elegir nada. Yo no he elegido nada. Todo te lo dan hecho. Soy hablador porque tuve una abuela habladora. Soy cura porque nací en la época del hambre… El acto supremo de la libertad es el acto supremo de la aceptación. Yo me acepto como soy y quiero ser lo que soy. Esto es el acto supremo de libertad, que no tiene nada que ver con elegir cosas, porque no podemos elegir nada. No podemos elegir a nuestros padres, no podemos elegir el sexo, no podemos elegir la lengua. Lo que puedes hacer es aceptar lo que te ha dado la vida. Decir: “esta es mi madre y la acepto y la quiero”. No la he elegido, como no he elegido ser cura o ser homosexual. Pero lo he aceptado. Este acto supremo de aceptación es lo que permite amar. Y como yo he luchado por la libertad, me han desnudado. No es que yo un buen día haya salido al balcón y haya dicho: “mirad el cura desnudo, venid a mí, mirad mis 110 kilos…”. ¿Quién me puede hacer daño a mí? Sólo yo mismo, aunque últimamente me hago poco. Los masoquistas, si no hay sádicos, nos hacemos poco daño. ¿Te has preguntado para qué estamos aquí? ¿Para qué la experiencia de la vida? Mi ideal es dejar de ser piedra y empezar a ser árbol. Como yo todavía no soy un árbol, me gustaría que fueses a ese almendro y le preguntases cómo ha llegado a ser así. Pregúntale por qué florece en febrero. Si pudiera ser un árbol, quisiera ser un almendro. Es el ideal supremo: florece cuando no toca, es hermoso. Da fruto, un fruto escondido. A la almendra le tienes que quitar dos cáscaras para llegar a la semilla. A mí tampoco me gusta que me conozcan. Es un árbol que no estorba al sembrado. Para mí es muy importante no estorbar. Un algarrobo estorba al sembrado. No se puede sembrar debajo. También me gustaría ser un cocotero, porque el almendro no me sacia el empuje que tengo hacia arriba, el empuje místico. El cocotero es elegante y puede vivir con agua salada. A mí me atrae la estética y el secreto del coco, que también se tiene que romper. Creo que si la persona no se rompe, no encuentras nada. Todo el mundo tiene una semilla, pero si no la rompes no la encuentras. Mi sueño siempre ha sido un camino, un ir sin destino. La vida tiene sentido en sí misma. No hace falta un motivo para vivir, la vida misma es el motivo para vivir. Y eso me lo ha enseñado la gente que me rodea, gente marginal. La vida tiene valor. ¿Por qué te metes tanto con la Iglesia a la que perteneces? Todo el mal del mundo ha venido por las putas religiones. ¿Con qué han hecho el negocio las religiones? Con la muerte, porque la religión sólo tiene un poder: el miedo. Se han apoderado del miedo a la muerte y con este miedo se puede hacer de todo. La Iglesia vende entradas al cielo. Han hecho fortunas a costa del miedo. La religión te coge la muerte o la culpabilidad y te domina. Y para dominar a un hombre, no hay como cogerlo por los cojones. Tienen un gran poder porque juegan con el miedo. La Iglesia traicionó el Evangelio. La ONU debería obligarla a democratizarse o a desaparecer, porque es una gran secta. ¿Has visto salir a algún obispo a la calle porque hay guerra, porque mueren niños de hambre? Sólo salen a manifestarse cuando se habla de sexo. Han salido cuando les han tocado el sexo. Cuando han puesto el matrimonio homosexual. La religión se ha apoderado del miedo y de la necesidad de los ritos y de los mitos. El hombre es muy poca cosa, aún es incapaz de prescindir de los ritos, y la parte laica no se ha preocupado de los ritos. Y se ha apoderado de la moral, y eso es muy delicado. Si a la religión le quitáramos el monopolio del miedo y de los ritos nos iría mucho mejor, pero cuidado, que si le quitamos el monopolio de la moral debemos asegurarnos de que se sustituye por otra moral. Por las cosas que dices, es raro que no te hayan excomulgado. ¿Cuál es tu relación con la Iglesia? No ha habido suerte, aún no me han excomulgado. No hay manera de que me excomulguen. No me dan cargos, ni parroquias. Y a mí no me da la gana salir. Durante un tiempo me vino bien estar en la Iglesia. Si estás soltero, eres sospechoso de ser homosexual, pero si eres cura, eres un virtuoso. Instintivamente me acogí a esto. Y ahora que he salido del armario no dejo la Iglesia porque no me sale de los cojones. La Iglesia es un búnker y si te sales fuera no te escuchan, pero desde dentro te escuchan más. Ya es un desafío. No saldré ni me echarán. Publiqué un libro titulado ‘Catedral con armarios’, en el que di a entender que, si me echaban, me pondría en huelga de hambre y cada día daría dos nombres de los curas homosexuales que conozco. Supongo que me quieren mucho en la Iglesia.(Nota del autor: Santandreu abandonó definitivamente la Iglesia el 18 de diciembre de 2010, tras 50 años de permanencia). ¿Cuál es tu religión? Mi principal religión es no tener religión. Lo primero de todo, hay que librarse de la religión. Mi religión es la libertad. Mi sueño siempre ha sido un camino, un ir sin destino. Creo en la bondad humana. Solo hay una excepción: creo que hay que eliminar o, al menos, neutralizar a los psicópatas. ¿Has tenido contacto con algún psicópata? Muy poco, porque apenas he conocido a ningún cardenal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario