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Pieles NO

jueves, 11 de octubre de 2012

Valientes y cobardes



Tengo una amiga que reconoce sin el menor pudor que ella es muy cobarde. Dice que si hubiera sido de los primeros cristianos a quienes echaban a los leones en el circo romano, ella hubiera renegado de todo lo que fuere menester. Y que si se veía implicada en algo para lo que se requiriese valor y estar en peligro de sufrir, ella renunciaria a todo para no ser molestada.
A mí esto me escandaliza bastante. Por ejemplo, si una mujer es muy puta, lo normal es que no lo vaya pregonando por ahí. Además, enseguida se le nota. Pero si es cobarde no, solamente si se la conoce de toda la vida, como conozco yo a mi amiga. Pero la cobardía pasa bastante desapercibida, sobre todo en las mujeres.
A mí mi padre me enseñó desde pequeña que no había cosa tan ruin y miserable como ser cobarde, quizás aún peor que ser un traidor. O sea, que yo gracias a las enseñanzas paternas, no soy cobarde ni traidora. (Bueno, de esto último, a veces un poco, pero no gran cosa.) Supongo que mi padre pensaba así porque así se lo habían enseñado en el ejército, pero me hizo un gran favor. El valor ayuda a soportar la vida. Como dicen en la Legión (que no es que me parezca un modelo de nada, son unos chulos fascistas indecentes), pero dicen ellos que "el cobarde muere mil muertes, el valiente solo una". Y es verdad. Se pasa fatal cuando se tiene miedo.
No sé quién dijo que "cuando llegamos a la conclusión de que no hay nada que no podamos soportar, nos abandonan todos nuestros miedos", Sí, esto está muy bien, pero es muy difícil de conseguir. A mí las cosas malas, mientre están sucediendo, no me asustan. Por ejemplo, situaciones de peligro, operaciones quirúrgicas, amenazas  y otras pamemas. A mí lo que me asusta es lo que no ha sucedido ni puede que nunca suceda, como la muerte de mis seres queridos antes que yo, la invalidez y la decrepitud. Cosas como volverme idiota con Alzheimer y por el estilo.
A mí los milicos no me gustan, porque no piensan, o piensan poco, pero lo que sí tienen casi todos es que son valientes. Yo me dí cuenta cuando después de cinco años de trabajar con ellos, me puse a trabajar con civiles. Eran en su mayoría liosos, afeminados y cobardes (bueno, esto es un poco exagerado, pero noté la diferencia).
Ya sé que esto no se debe decir, pero es lo que pienso. Mi padre,que no era dado a contar batallitas, a veces lo hacía. Una vez me dijo que en la guerra -mandaba una centuria y tenía veinte años- al entrar en fuego, un gitano que iba con él (¡Un gitano luchando por Franco, madre mía,,,!)se asustó tanto al oir los tiros que se refugió en una caseta que había allí enmedio del campo. Y que él fué a buscarlo, le pasó la mano por los hombros y estuvo hablando con él. Por lo visto, fueron palabras mágicas, pues según mi progenitor, el gitano no volvió a tener miedo nunca más.
En la centuria esa que mandaba mi padre tenían varios gitanos, y resultaban muy útiles, pues eran especialistas en robar gallinas y de este modo variaban un poco del menú diario del chusco de pan y las sardinas en lata.
Ya no me acuerdo ni por qué he empezado a escribir esto. ¡Ah, sí!. La cosa iba de cobardes y valientes.
A mí estos chicos que cuando aún era obligatoria la mili se declaraban objetores de conciencia, en tiempos de Franco, no me parecían nada cobardes, sino al contrario. Se necesita mucho valor para complicarse la vida y pasar unos años en la cárcel y encima ser fichado.
Pero el ser cobarde o valiente pienso que no es de nacimiento, sino es la educación que se recibe. Ahora no se valora, pero yo nunca me hubiera casado con un cagueta. No los soporto.
En esta foto se ve a Miguel Hernández en el frente de Teruel.Es el que está a la derecha arriba.

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