Pero antes de la muerte del tirano, había varias revistas, hoy desaparecidas, como "La Codorniz", "Hermano Lobo" y otras, que tenían que hacer juegos malabares para expresar lo que estaba terminantemente prohibido, con pena de cárcel por lo menos. O sea, que los dibujantes y sus lectores tenían ya una práctica tremenda de escribir o leer "entre líneas". Al principio de la dictadura, al que se pasaba se ganaba un buen garrotazo (en sentido literal o virtual, y muchas veces era más que un garrotazo). Todo lo que se publicaba en Espàña , y no solo cosas satíricas o chistes, tenia que pasar por una censura previa. Lo bueno es que como los censores carecían en absoluto de sentido del humor, casi siempre no se enteraban de nada. Pero era muy peligroso. Luego, en los últimos años del invicto caudillo, la censura se volvió más sibilina. No tenían los dibujantes y humoristas que llevar sus cosas a la censura, sino que existía la "autocensura", que era mucho más castradora, pues el humorista debía autocensurarse, lo cual era muy frustrante. Pero como se habitúa uno a todo en la vida -o casi- los humoristas seguían diciendo lo que querían para que sus lectores avisados pudieran entenderlo todo, pero pasaba por alto a los tontos censores.
Aquí pongo algunos de los dibujos de la época.
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