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Pieles NO

sábado, 14 de octubre de 2017

No asustarse, no voy a poner las novecientas...


El árabe es, como el hebreo, una lengua semítica muy antigua, hablada por las tribus de Arabia. Su influencia en nuestro idioma es conocida por razones históricas. No todos los pobladores de la España musulmana (Al Andalus) eran árabes, pues muchos eran bereberes (originarios del norte de África que cuentan con sus propias lenguas), pero todos o casi todos ellos hablaban árabe, imprescindible sobre todo para sus rezos. Paulatinamente, el árabe que se hablaba en Al Andalus fue diferenciándose del árabe clásico, convirtiéndose así en el árabe hispánico (una de cuyas principales peculiaridades era la incorporación al inicio de la palabra del artículo al; de ahí que la mayoría de las voces actuales que comienzan con al-tengan origen árabe). Al mismo tiempo, de la mezcla del latín vulgar visigótico y el árabe, surgió una lengua romance, hablada tanto por los cristianos que vivían bajo dominación musulmana como por los propios musulmanes, llamada mozárabe (del árabe hispánico musta’rabí, gentilicio del árabe clásico musta’rab ‘arabizado’, influido por el árabe). El mozárabe es hoy una lengua extinta, pero algunas palabras de nuestro vocabulario actual provienen de ella, aunque son pocas comparándolas con las que hemos heredado del árabe (a través sobre todo del árabe hispánico). También el árabe sirvió de puente para que nos llegaran muchas voces de otras lenguas: céltico, germánico, griego, latín, iranio, sánscrito… La propia etimología de la palabra árabe es un claro ejemplo de los largos recorridos que han hecho estas voces, antes de llegar a nuestro idioma: del latín ARABS, -ĂBIS, este del griego ῎Αραψ, -αβος y este del acadio arabi.
Como en árabe no existe la pronunciación /p/ ninguna de las palabras de nuestro vocabulario que empiezan por p tienen origen árabe.
A continuación relacionamos las novecientas palabras registradas actualmente en el diccionario de la Real Academia Española que tienen raíz árabe; pero no así las que, aun proviniendo del árabe, tienen su raíz en otro idioma (indicadas en sus respectivos apartados).
Ababol, del árabe hispánico ḥappapáwr[a], y este del latín papāver, con influcia del árabe clásico ḥabb ‘semillas’.
Abacero, del árabe hispánico *ṣaḥb azzád ‘el de los víveres’.
Abadí, del árabe clásico ‘abbādī, patronímico del nombre propio ‘Abbād.
Abasí, del árabe abbāsī, patronímico del nombre propio Abbās.
Abelmosco ‘planta procedente de la India’, del árabe hispánico ḥabb almusk, y este del árabe clásico ḥabbu lmusk ‘semilla de almizcle’.
Abencerraje, del árabe hispánico aban [as]sarráǧ ‘hijo del guarnicionero’, nombre del antepasado de esta familia granadina de procedencia árabe.
Abitaque ‘cuartón (madero)’, metátesis del árabe hispánico aṭṭibáq, plural de ṭabáqa, y este del árabe clásico ṭabaqah ‘capa o cámara intermedia’.
Acebuche ‘olivo silvestre’, del árabe hispánico azzabbúǧ.
Aceifa ‘expedición militar veraniega’, del árabe hispánico ṣáyfa, y este del árabe clásico ṣā’ifah ‘cosecha o expedición estival’.
Aceituní, del árabe azzaytūnī, gentilicio de zaytūn, adaptación del nombre de la ciudad china de Tsö-Thung.
Acémila, del árabe hispánico azzámila, y este del árabe clásico zāmilah ‘bestia de carga’.
Aceña, del árabe hispánico assánya y este del árabe clásico sāniyah ‘elevadora’.
Acequia, del árabe hispánico assáqya y este del árabe clásico sāqiyah ‘irrigadora’.
Achacar, del árabe hispánico aččakká y este del árabe clásico tašakkà ‘quejarse’, ‘denunciar’.
Acíbar ‘áloe’, ‘amargura’, del árabe hispánico aṣṣíbr y este del árabe clásico ṣabir.
Acicalar, del árabe hispánico *ṣiqál o siqál y este del árabe clásico ṣiqāl ‘instrumento para pulir o bruñir’.
Acicate, del árabe hispánico *[muzíl / ráfi‘] assiqáṭ ‘quita flaquezas’.
Acidaque ‘arras’, del árarbe hispánico aṣṣidáq y este del árabe clásico ṣadāq o ṣidāq ‘dote en derecho islámico’, literalmente ‘comprobante de sincero propósito’.
Acimut, del árabe assumūt, plural de samt ‘dirección’, ‘rumbo’.
Acitara ‘pretil de puente’, del árabe hispánico assitára y este del árabe clásico sitārah‘parapeto’.
Adafina ‘olla que los hebreos comen los sábados, pero que preparan el viernes cubriéndola con rescoldos y brasas’, del árabe hispánico addafína y este del árabe clásico dafīnah‘enterrada’.
Adalid, del árabe hispánico addalíl y este del árabe clásico dalia ‘guía’.
Adaraja ‘dentellón de un muro’, del árabe hispánico addaráǧa y este del árabe clásico daraǧah.
Adarga ‘escudo’, del árabe hispánico addárqa y este del árabe clásico daraqah.
Adarvar ‘pasmar, aturdir’, poco usado, derivado del árabe hispánico [aḍ]ḍárb y este del árabe clásico ḍarb ‘golpe’.
Adaza ‘sorgo’, del árabe hispánico *addáqsa, y este del árabe clásico duqsah.
Adefera ‘azulejo’, del árabe hispánico aḍḍafíra y este del árabe clásico ḍafīrah ‘trenza’.
Ademán, del árabe hispánico aḍḍíman o aḍḍamán y este del árabe clásico ḍamān, literalmente ‘garantía legal’, con cambio de sentido por los gestos exagerados y juramentos con que se ofrecía o se pretendía suplir.
Ademe ‘madero o cubierta en minas y trabajos subterráneos’, del árabe hispánico *addí’ma y este del árabe clásico di’mah.
Aderra ‘maroma con que se aprieta el orujo’, del árabe hispánico addírra y este del árabe clásico dirrah ‘soguilla’, en especial la que usaba el almotacén como látigo para castigar los fraudes.
Adiafa ‘regalo o refresco que se daba a los marineros al llegar a puerto’, del árabe hispánico aḍḍiyáfa y este del árabe clásico ḍiyāfah ‘[presente de] hospitalidad’.
Adivas ‘inflamación de garganta en los animales’, del árabe clásico aḏḏībah ‘loba’, antigua designación de esta enfermedad.
Adive ‘mamífero parecido al zorro’, del árabe hispánico aḏḏíb y este del árabe clásico ḏi’b.
Adoquín, del árabe hispánico addukkán o addukkín y este del árabe clásico dukkān ‘banco de madera o de piedra’.
Ador ‘tiempo señalado para regar’, del árabe hispánico addáwr y este del árabe clásico dawr.
Aduar, del árabe beduino duwwār.
Adufe ‘pandero morisco’, del árabe hispánico adduff y este del árabe clásico duff.
Adul ‘asesor del cadí, en Marruecos’, del árabe clásico ‘udūl, plural de ‘adl ‘persona fehaciente’, con pronunciación norteafricana.
Adunia ‘en abundancia’ desusado’, del árabe hispánico addúnya ‘mucho’, literalmente ‘el mundo [entero]’, y este del árabe clásico dunyā.
Adutaque ‘adárgama (harina de flor)’, anticuado; del árabe hispánico *adduqáq y este del árabe clásico duqāq ‘harina fina’, en particular la de altramuces.

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