Amo mío, de quien comparto el destino, mi fidelidad no se mide por las comodidades de tu casa, ni por la comida que puedas darme.Yo guardo tu casa como mía tanto si es de marmol como de planchas de lata. Te sigo donde tú quieres, hago lo que me ordenas y todo es fácil y agradable cuando me demuestras cariño. Ya que, más que los bienes que posees o no, más que las comodidades que me proporcionas o que no puedes ofrecerme, yo aprecio la caricia amistosa de tu mano y tu mirada confiada. Demuéstrame a menudo que represento algo, un poco para tí, Señor mi Amo, que lo eres todo para mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario