pieles no

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Pieles NO

domingo, 3 de enero de 2010

LA GUERRA Y LA LIBERTAD I

No es lo mismo nacer libre y dejar de serlo, que no haberlo sido nunca. Cuando naces en un régimen totalitario, como fue el de Franco en España durante 40 años, te parece normal el ir con cuidado con lo que dices y a quién lo dices, no hacer determinadas cosas o gestos, y mil detalles más que los que han nacido en democracia ni se imaginan.Ya sé que me pongo muy pesada con esto, pero como yo tuve la desgracia de tener que tragarme casi toda la posguerra franquista en España, esto te deja huella y te asombras de que determinadas cosas no sean entendidas por generaciones posteriores.Una vez yo hablaba con un grupo de personas de esto, y un chico veinteañero me dijo que yo era una pesada, como todos los de mi generación.”-¡Estas cosas ya son muy viejas, hay que olvidarlas!”-me dijo. Bueno, pues no puedo. Y eso que mi familia era del bando vencedor, pues mi padre era oficial en el ejército de Franco. Y a pesar de eso, mis padres escuchaban todas las noches Radio España
Independiente, Estación Pirenaica, que era una emisora pirata comunista a la que el franquismo trataba de anular metiéndole mucho ruido, pero siempre pasaba. Mis padres y mi abuela (yo tuve una abuela muy politizada) la escuchaban, y me decían que no lo dijera a nadie, pues podrían tener problemas. Yo no decía ni pío, pues sabía, como he dicho antes, que era peligroso irse de la lengua, y esto estaba en el orden natural de las cosas para mí. Me parece que esto lo he contado ya cien veces, y porfa decidme si soy una pesada, no me enfadaré, pero es que hay cosas que no se olvidan. Yo de pequeña era una niña concienciada y enteradilla de lo que pasaba en el mundo.Era una niña radioescucha.Supongo que resultaba bastante litri, pero así era. Recuerdo que una vez le pregunté a mi madre:
-Mamá, ¿dónde hay guerra ahora en el mundo?
-En Corea,- me contestó.
Es mi recuerdo bélico más antiguo. Luego recuerdo haber seguido por radio la guerra de Indochina, el desastre de Dien.Bien.Fu, donde a los franceses les zurraron la badana. El que estaba al mando de las tropas gabachas era el General De Lattre de Tassigny, aristócrata de pro, con esos apellidos, vaya. Pues el General Giap lo sacó de su tierra,y los orgullosos francos tuvieron que irse con el rabo entre piernas. Mucho más tarde, en la guerra del Vietnam, el mismo Giap sacó de allí de la misma manera a los yankis.También me acuerdo muy bien de la guerra de liberación de Argelia, y los paras torturadores. Mi amiga Leyla, argelina, no puede oír hablar de esto, pues los hombres de su familia sufrieron sus horrores. Ella, de expresión tan dulce, asombra cuando se le endurece la cara y dice:”-Yo, a los franceses, les odio”.Le regalé la peli “La batalla de Argel”, de Pontecorvo, pero nunca la ha podido ver. Y pensar que los franceses estaban tan orgullosos de su Argelia… A la capital la llamaban amorosamente “Alger la Blanche”, y decían que Francia se extendía “De Dunkerke a Tamanrasset”.¡Qué ilusos!. Pensaban que alguna vez los argelinos se sentirían tan franceses como ellos!¡Que eran lo mismo!.Yo conocí a lagunas franceses de entonces y no se lo podían creer. Pero esto les pasa a casi todos los países colonizadores. Bueno, a España no. Al menos no somos tan idiotas.
Me acuerdo muy bien de la guerra del Vietnam y de las barbaridades de los yankis, de la guerra de Yugoeslavia, que me cogió de sorpresa porque no me parecía posible a esas alturas otra guerra en Europa, pero de la que me acuerdo con todo detalle y recordaré siempre fue de la guerra de España, aunque nunca la viví, pero su dichosa posguerra me marcó. Escribo esto porque sé que tengo lectores.Y es que la represión franquista fue tremenda. La sufrimos todos. En el colegio pretendieron que nos convirtiéramos en mujeres estúpidas y en gran parte lo consiguieron. Yo tengo una amiga que es inteligente, pero que fue tan reprimida por su familia y las malditas Teresianas, que hasta hace relativamente poco no se dio cuenta de lo que habían hecho con ella. Ahora se desespera. Es una mujer bloqueada, que perdió su juventud entre rezos y ayunos.Y con un pánico a los hombres irracional, alimentado por un padre tiránico y con la inestimable ayuda de las profesoras y la Iglesia Católica española. Yo cuando sali del colegio me hice un autoexamen a fondo, y lo que vi no me gustó nada. Y emprendí un trabajo de autorreconstrucción que creo que me salió bastante bien. Yo he podido disfrutar de la vida sin ataduras morales. Como dicen los anarquistas, la libertad es también romper todas las cadenas interiores.

(continuará, que esto es muy largo)

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