pieles no

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Pieles NO

lunes, 13 de julio de 2020

Chistes de vecinos (bastante malos)








Era verano y hacía un calor insoportable.
El marido sale del baño y le dice a su mujer:
-Gordita, hace mucho calor y tengo que cortar el césped ¿Qué crees tú que dirán los vecinos si salgo en pelotas?
La mujer lo mira y responde:
- Que probablemente me casé contigo por tu dinero

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Un tipo fue a visitar a su amigo y vecino japonés que había sido víctima de un grave accidente automovilístico. Estaba en la UCI.
Al llegar encontró al nipón todo entubado. Un tubo por aquí, un tubo por allá… Cables por todas partes.
Se quedó allí parado, en silencio, al lado de la cama del amigo de ojitos rasgados, que se hallaba sereno y reposando con todas aquellas mangueras conectadas
a su frágil cuerpo. De repente, en un momento dado, el japonés despierta y con los ojos casi fuera de órbita, grita:
 - ¡ SAKARO AOTA NAKAMY ANYOBA, SUSHI MASHUTA!
Dicho esto, suspiró y pasó a mejor vida.
Las últimas palabras de su amigo muerto, quedaron grabadas en la mente de nuestro protagonista. En el funeral del japonés, el individuo en cuestión se
aproximó a la madre y a la viuda y les dijo abrazándolas:
 - Señora Fumiko y señora Shakita, nuestro querido Fuyiro, segundos antes de su fallecimiento, me dijo estas palabras que no consigo olvidar:  ” ¡ SAKARO
AOTA NAKAMY ANYOBA, SUSHI MASHUTA!”   Y no sé qué quieren decir.
La madre de Fuyiro se desmayó casi al instante, y la viuda miró asustada al vecino.
El tipo insiste:
 - ¿Qué quieren decir esas palabras, señora Shakita.
La viuda lo miró con rabia y respondió:
- "¡NO PISES LA MANGUERA DEL OXÍGENO, ANIMAL!"

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Una bella mujer joven sale de la ducha, se envuelve con una toalla yavisa a su marido que ya puede ducharse. Cuando él entra en la ducha suena el timbre de la puerta. La esposa le dice que ella abre, y baja a abrir la puerta envuelta en la toalla.
Al abrir la puerta se encuentra a su vecino Antonio, quien se queda sin palabras ante la visión que le ofrece la señora. Entonces, él saca dos billetes nuevecitos de 100 euros y le dice a ella que son suyos si deja caer la toalla hasta la cintura.
Ella piensa, "¿por qué no?", de modo que deja caer la toalla y deja sus senos al descubierto , entonces coge el dinero. Antonio jadea ante lo que ve; saca prontamente otros 200 euros y se los ofrece por dejar caer la toalla hasta el suelo para ver todo el asunto. La mujer piensa que ya había llegado bastante lejos, así que no le importaba hacerlo, y deja caer la toalla al suelo enseñando su precioso cuerpo. Antonio la contempla un momento, le da las gracias y se va.
Cuando ella sube de nuevo, su marido que acababa de salir de la ducha, le pregunta que quién había llamado a la puerta.
Ella contesta:
- Era nuestro vecino Antonio.
- ¿Y ha traído los 400 euros que me debe? - pregunta el marido.

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Jaimito estaba llorando desconsoladamente en el portal de su casa, y en esto una vecina que se lo encuentra le dice:
-No llores Jaimito, que te vas a poner muy feo.
-¡Joooo! Le responde Jaimito. ¡Pues que rabietas más horribles debe pillar usted!.

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Otros chistes








Había una vez un rey que quería ir a pescar. Llamó al meteorólogo real y preguntó por el pronóstico del tiempo para las próximas horas. El meteorólogo le aseguró que no había ninguna posibilidad de lluvia en los próximos días.

Así que el rey fue a pescar con su esposa, la reina. En el camino se encontró con un granjero que iba en su burro. Al ver al rey, el granjero le dijo:
- Su Majestad, debe regresar al palacio de inmediato porque en poco tiempo una gran cantidad de lluvia caerá en esta zona.

El rey hizo caso omiso confiando en su pronosticador profesional del tiempo. Así que siguió su camino.

Poco tiempo después una lluvia torrencial cayó del cielo. El rey y la reina quedaron totalmente empapados y su séquito se rió al verlos en ese estado tan vergonzoso.

Furioso, el rey regresó al palacio y dio la orden de despedir al profesional. Entonces convocó al granjero y le ofreció el prestigioso y muy bien pagado trabajo de pronosticador real.

Pero el granjero le contestó:
- Su Majestad, no sé nada de previsiones, obtengo mi información de mi asno, si veo las orejas de mi asno caer, significa con certeza que lloverá.

Así que el rey contrató al burro. Y así comenzó la práctica de contratar burros para trabajar en el gobierno y ocupar las posiciones más altas e influyentes.

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