pieles no
martes, 30 de junio de 2009
Los hijos de las estrellas o la fe de los ateos
Tengo bastantes amigos ateos que sin embargo son un modelo de conducta ética en esta sociedad del sálvese quien pueda y del joder al prójimo. Pienso que tienen un mérito enorme. En la novela Los Hermanos Karamazov, tan rusa, tan desesperada, Mitia, el hermano mayor, en una de sus angustias trascendentales dice: "Si Dios no existe, todo está permitido". Yo también pienso más o menos así, y a veces dejo de hacer cosas o las hago pensando que es lo que en el plano espiritual en el que creo que un día me hallaré se me pedirán cuentas. Pero los ateos éticos, esos que son mis amigos, hacen las cosas bien PER SE, porque su conciencia les impide obrar de otro modo. A veces tengo fuertes depresiones y pienso que tiene que haber una razón para que en la vida de los hombres, animales y...plantas (lo he pensado dos veces antes de añadir éstas) haya tanto sufrimiento. Solo lo puedo explicar, y mal, que sea porque es preparación, catarsis para algo mejor, para otra forma de existencia en la que no haya nunca que hacer de tripas corazón. Estoy muy cansada de pasarme la vida haciendo de tripas corazón. Los que me lean dirán que qué vaya rollo nos está soltando esta tía, pero siempre podéis iros a otra parte más divertida. Uno de mis amiguetes ateos, cuando discutimos de esto, me dice que yo soy demasiado inteligente para creer en pamemas religiosas, y que soy una hija de las estrellas. Pues bien estrellada sí que lo estoy, y unos días más que otros. Pero luego me sucede algo maravilloso y noto que Dios está cerca mío y me pasa la mano por el lomo. Yo tengo esa suerte, y mis amigos ateos no. Y son mejores personas que yo. Toma ésa.
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