d) Que la cesión no implique sobresfuerzo del animal ni se abuse de la presente excepción,
a cuyo efecto se dará cumplimiento al artículo 24 del Reglamento municipal regulador del
servicio, precepto que excluye taxativamente el trabajo de animales afectados por
enfermedad, cojera, alimentación deficiente, trabajo excesivo o agotamiento.
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El texto de arriba corresponde al reglamento del Ayuntamiento de Palma de Mallorca ,sobre el cuidado de los caballos de estos carruajes llamados galeras (para los caballos sí que es, de verdad, como estar en galeras ...) y que se usan para llevar turistas en Palma y por toda la isla, y que no se cumple, pues veo cada día a esos pobres caballejos, mal nutridos, que se les cuentan las costillas, y que trabajan día y noche para pasear a familias alemanas de tíos gordos y enormes, y cuyo final es el matadero o los toros. Sus amos no les tienen el menor aprecio, son solo para ganar dinero, y muchas veces los palmesanos tenemos que ver el triste espectáculo de un caballo en el suelo, reventado por no poder seguir arrastrando la dichosa galera de su amo.
He llamado varias veces a la Cadena Ser, que tiene a la una de la tarde un programa donde pueden expresar su opinión los vecinos de Palma, pero como que ya saben que yo siempre protesto defendiendo los derechos de los animales, me dan una excusa para que no pueda hablar. Me han chasqueado tantas veces que no lo voy a intentar más.
El otro día por la mañana pasé cerca de una parada de estos coches y vi a uno de los animales que me dió verdadera pena. Estaba recostado en un árbol, como intentando descansar un poco, con los ojos cerrados. Era viejo ya, y acababa de empezar la jornada. Pensé en el día que tenía por delante, paseando turistas pesadísimos, y en los otros de este verano, con un calor horroroso y esperando al sol, mientras su amo estaba a la sombra y con una cerveza en la mano charlando con los otros cocheros.
Ya sé que este escrito no va a ser leído por nadie que pudiera ayudar a estos pobres jacos, pues dependen del Ayuntamiento, y sé de sobras lo que les importa a los españoles el sufrimiento animal, es decir, nada.
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He llamado varias veces a la Cadena Ser, que tiene a la una de la tarde un programa donde pueden expresar su opinión los vecinos de Palma, pero como que ya saben que yo siempre protesto defendiendo los derechos de los animales, me dan una excusa para que no pueda hablar. Me han chasqueado tantas veces que no lo voy a intentar más.
El otro día por la mañana pasé cerca de una parada de estos coches y vi a uno de los animales que me dió verdadera pena. Estaba recostado en un árbol, como intentando descansar un poco, con los ojos cerrados. Era viejo ya, y acababa de empezar la jornada. Pensé en el día que tenía por delante, paseando turistas pesadísimos, y en los otros de este verano, con un calor horroroso y esperando al sol, mientras su amo estaba a la sombra y con una cerveza en la mano charlando con los otros cocheros.
Ya sé que este escrito no va a ser leído por nadie que pudiera ayudar a estos pobres jacos, pues dependen del Ayuntamiento, y sé de sobras lo que les importa a los españoles el sufrimiento animal, es decir, nada.
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