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Pieles NO

jueves, 29 de diciembre de 2022

Infancia desastrosa

 Zaragoza, años 40



Yo nací en Zaragoza el 27 de noviembre de 1945, en plena posguerra franquista. 

Franco era el dictador y duró 40 años.

 Entonces toda la enseñanza estaba teñida de beatería y mojigatería, porque Franco era así, y solo sonreía en las fotos cuando estaba rodeado de curas y obispos. Pero eso no le impedía ser un asesino, pues en laposguerrea murió casi tanta gente como en loa guerra, fusilados y torturados por él. Por eso era muy peligroso mpasar por rojo,  pues acababas muy mal.

Mi padre era militar pero no era beato, era un hombre normal, bueno y padre excelente. Yo lo quería mucho.

Cuando yo tenia cuatro años le destinaron a Palma, capital de la isla de Mallorca.

Al llegar allí, parece que el cambio de aires no me sentó bien. Contraí una de esas enfermedades llamas raras hasta hace poco, una corea reumática.

Lo pasé mal hasta los seis años, y mi abuela fué muy cariñosa conmigo. Dormíamos juntas y como las rodillas me dolían por el reuma me hizo unos mitones y me daba fricciones para que no notase tanto el dolor y así me dormía.

Cuando me curé, a eso de los seis años, el médico dijo que tenía que ir al colegio y ser una niña normal.Yo ya sabía leer y escribir perfectamente y había tenido una profesora particular que se llamaba Caridad Rivera. Iba siempre de negro y en pelo, también negro, peinado en un moño. No sé por qué iba así. Tal vez le habían matado a alguien en la guerra, no sé, yo entonces no me hacía esas preguntas. Siempre fué buena conmigo. 

Delante de mi casa precisamente había un colegio, destartalado y compuesto por varios edificios que no se parecían en nada pero comunicados entre sí. Era el de Las Teresianas. Ahora tienen un supercolegio en las afueras, pero nunca se me ha ocurrido ir a verlo por los malos recuerdos que me trae.

Yo fui feliz mientras estaba enferma, y eso que estuve a punto de morir y los médicos dijeron a mis padres que "eran muy jóvenes y podían tener más hijos", cosa que no debió gustar nada a mi madre, que no soportaba el dolor físico y no quería pasar por un segundo parto, que entonces eran sin anestesia.

Pero yo no me morí, demostrando que era más fuerte de lo que parecía.

Y mis penas empezaron cuando fuí por primera vez al destartalado colegio de Las Teresianas.

Mi madre era bastante beata, y fué ella quien se ocupó de mi formación religiosa. Me enseñó a rezar y me habló del pecado,sobre todo contra la modestia. En aquella España de Franco todo el mundo tenía que ser muy decente. Mi madre había sido de la Sección Femenina de la Falange, partido fascista fundado por José Antonio Primo de Rivera, hijo de un general del dictador. Este José Antonio era un joven entusiasta que decía lo que pensaba, y muchas cosas desagradaban al Caudillo (Franco era llamado así). Y lo pagó con su vida . Fué encarcelado en la cárcel de Alicante y allí le fusilaron. Muchos falangistas se pusieron furiosos por esto, pero, como se dice groseramente, se la tuvieron que envainar.

Pues como decía, en el Colegio los curas y las teresianas nos aleccionaban sobre los pecados, que sólo se convertían en uno: La falta de castidad y pureza. Nunca nos hablaron de que era pecado mentir, o levantar falsos testimonios,o robar y otros. Sólo los pecados contra la pureza, entre no sólo estaba el sexo, cosa que no podíamos conocer hasta estar casadas y aún con muchas cortapisas, sino que era pecado mortal también  los "malos pensamientos"y el mirar revistas descocadas. Y no digamos "los tocamientos"

Esto tenía obsesionadas a maestras y religiosas docentes, que siempre insistían en lo mismo, y también mi madre, que decía que no podía tocarme el cuerpo. Nunca pude bañarme por eso. Mi madre cogía una toalla, la empapaba en colonia y así me lavaba el cuello y parte del escote, o sea lo que era visible. El resto lo tenía lleno de roña. Sólo estaba limpia en verano, porque me gustaba mucho nadar.

El único que se duchaba en mi casa era mi padre, que no sé que pensaría de la educación que estaban dando a su hija, pero entonces se pensaba que era ocupación única de las mujeres.

La primera vez que disfruté de un buen baño fué cuando ya casada tenía una bañera en mi casa como es normal, y mi marido no se preocupaba de pecados mortales. Pero tuve que esperar 28 años!

(continuará)

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