COSAS QUE ME SULFURAN

LAS CRETINAS MASOCAS

Hace pocos días ocurrió en un establecimiento público que un hombre se puso a dar una tremenda paliza a su mujer, cogiéndola por los pelos, arrancándoselos, lo que la hizo sangrar, y arrastrándola por el suelo, luego le pegó una soberana paliza. Nadie movió un dedo, excepto un señor, que le dió por detrás un fuerte puñetazo al marido, para que no la matase. El marido se revolvió, y como era más fuerte, le dió unos tremendos golpes en la cabeza que dejaron al otro inconsciente. Entonces la mujer, sangrando por varios sitios, y sin preocuparse por las lesiones que su encantador marido hizo a su defensor, que fueron gravísimas, tanto que está en la UCI y posiblemente muera, dijo ante la gente que había allí y su salvador que yacía en un charco de sangre en el suelo que no culpasen a su marido, que el pobre estaba en tratamiento psiquiátrico, que era buena persona y algunas chorradas más por el estilo. Esto tan corriente de que las mujeres apaleadas se pongan de parte de su maltratador es que me saca del tiesto, y pienso que se lo merecen. También hay un alto porcentaje que no es así, pero están muertas de miedo y no tienen los ovarios suficientes para pedir ayuda a las Asociaciones de Mujeres Maltratadas o a la Policía.Pero este caso es sangrante. Además, la tía asquerosa no se ha preocupado en ningún momento en interesarse por el estado de su defensor, que es crítico, pues está en coma profundo. Vamos, que no entendió nada. Pues que le siga dando, el "enfermo", hasta que acabe con ella. Hay que se lo buscan.