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sábado, 6 de marzo de 2010
Alejandro Magno
Nació en Macedonia (356-323), un reino montañoso al norte de Grecia, y tuvo por preceptor a Aristóteles. Su padre, el rey Filipo II, había enriquecido su reino con las ciudades-estado griegas, incluída Atenas. Alejandro heredó la corona a los 20 años, al ser asesinado su padre en un teatro.
Como rey, Alejandro sobrepasó a su padre en conquistas. Creó un imperio que abarcaba casi todo el Mediterráneo de su tiempo, sometiendo a sus ejércitos, a partir de Macedonia, Grecia, Siria, Egipto, Mesopotamia y Persia. En 330 a.C., seis años después de acceder al trono, derrotó a Darío, el rey de Persia. Con el tiempo extendería su imperio hasta la India. Su reinado terminó bruscamente al morir de enfermedad en Babilonia a los 33 años.
El imperio que había creado se lo repartieron sus oficiales, pero siguió en pie durante cientos de años hasta ser conquistado por los romanos. En su avance, Alejandro y sus tropas se toparon con nuevas civilizaciones de costumbres diferentes. En lugar de destruirlas, los griegos las absorbieron. Así emergió una nueva cultura híbrida, conocida como helenismo. Por primera vez en la historia, una gran parte del sureste de Europa y de Oriente Próximo compartían lengua y base cultural. El griego continuó siendo la "lingua franca" del mundo antiguo durante siglos. Los libros del Nuevbo Testamento se escribieron en esta lengua. El fermento cultural que extendieron las tropas de Alejandro continúa siendo tal vez el más importante legado a la posteridad. Alejandro siempre ha sido y es una figura muy polémica, por su forma despótica de gobernar, su amor por los caballos, sus conocimientos de filosofía y por ser gay.
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