Qurida amiga y seguidora: Como ves, he publicado tu comentario. Tienes razón, hay curas excelentes; yo he conocido a tres. Personas estupendas, que ejercían la caridad, la virtud más importante, según Jesús. (Isa, para los musulmanes).Que pensaban antes en los demás que en ellos mismos. Pero esto no debería ser solo obligatorio y verse bien en sacerdotes, sino que todo cristiano digno de tal nombre debiera hacer lo mismo. Y todo lo que escribes, el soportar con paciencia a personas insoportables (¡ay!), en Cuaresma pensar si nuestra vida está bien orientada y pensar más en cosas realmente importantes que el dichoso consumo y otras tonterías que nos distraen de lo que de veras debiera importarnos... en todo estoy de acuerdo y cualquier buen musulmán podría suscribirlo. Yo pienso también que el poder de la oración es enorme; aunque parezca cosa de beatos, creo que si la gente de veras supiera en poder tremendo de la oración, se pasaría el día rezando...y no hace falta apenas fe. Solo el hecho de rezar es suficiente. Por lo demás , pienso que, todas las religiones bien practicadas llevan a Dios. Yo hace 7 años me "pasé" al Islam porque me parece la más pura. A mí nunca me habían hecho mucha gracia los "intermediarios". Yo siempre rezaba directamente a Dios, que es el jefe. Y lo que más me gustaba del Islam era eso precisamente, la ausencia de intermediarios. La iglesia Católica tiene demasiados, para mi gusto.En el Islam no existe la figura correspondiente a un cura.Y además, me agradan los musulmanes (no los fanáticos, eh?) porque son gente de fé. Puede ser un ladrón, un asesino, pero cree en Dios. En cambio los católicos, -convendrás conmigo- cada vez son más indiferentes hacia la religión.En las iglesias católicas no hay más que gente mayor, pero las mezquitas están repletas. A la que yo voy, el viernes hay tanta gente que tienen que rezar en la calle porque no caben. Y no es pequeña...
Respecto a mis malas experiendias con el clero católico, prefiero callarme. A menos que me lo pidas. Pero hay cosas que me hacen pensar que la Iglesia Católica necesita una poda desde la raíz.
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