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Pieles NO

jueves, 11 de marzo de 2010

La guillotina


Cuando estalló en Francia la Revolución francesa se discutió apasionadamente si procedía o no abolir la pena de muerte. Un diputado partidario de la abolición dijo textualmente: "Matar a un hombre es cerrarle el camino para volver a la virtud; es matar la expiación; es cosa deshonrosa matar el arrepentimiento. En todas partes donde se lastima a la Humanidad por un exceso de rigor, es señal que todavía no ha sido reconocida la dignidad humana; que la dignidad del ciudadano todavía existe; es prueba de que el legislador no es más que un señor que dispone de esclavos, y que los castiga sin piedad a su capricho. Yo voto, por tanto, por la supresión de la pena de muerte". El diputado en cuestión se llamaba nada menos que Maximilien Robespierre.
Por fin la Asamblea aprobó la aplicación de la pena de muerte tal como existía en tiempos del Antiguo Régimen, pero como durante éste existía un procedimiento diverso para nobles y villanos, se propuso uno que fuese igual para todos . La proposición la hizo el doctor José Ignacio Guillotin, que en 1789 había elaborado un proyecto de ley en 5 artículos sobre la pena capital. El Dr. Guillotin había nacido en Saintes en 1738 y había abandonado el noviciado de jesuítas en que estudiaba para seguir la carrera de medicina, que era su auténtica vocación.
Cuando presentó en la Asamblea su proyecto sobre la pena de muerte habló de una máquina que de manera fácil y rápida permitía la decapitación del condenado.
Pero no parece cierto que fuese él quien la hubiese inventado.Consistía en dos montantes paralelos de una altura de cerca de 3 metros entre los cuales se desliza una cuchilla cuya parte superior lleva un peso de plomo de unos 60 kgs. Al principio la cuchilla tenía forma horizontal, y fué un médico, llamado Antoine Louis, secretario de la Academia de Cirugía, quien ideo cambiarla por una de forma triangular. En un principio el aparato se llamó Louisette, en honor del Dr.Louis. O sea que el Dr. Guillotin no fué el inventor de la cosa, sino el que propuso un sistema igual de ejecución para todos los reos.
La primera guillotina se encargó a un artesano francés llamado Guedon, pero como su presupuesto resultase muy caro, , se encargó la construcción del artilugio a un alemán residente en París llamado Schmitt. El aparato fué probado primero en cadáveres de animales, luego en animales vivos, y el 27 de mayo de 1792 se guillotinó por primera vez a un bandolero llamado Pelletier, al que cabe el dudoso honor de encabezar la larga lista de guillotinados.
El Dr. Guillotin, por su parte hombre de buena fe y buenos sentimientos, fué encarcelado durante el Terror, que tantos hombres y mujeres había conducido a la guiullotina. A la caída de Robespierre se dedicó a su vida profesional de médico y murió en París en 1814, a los 76 años de edad, amargado por el nombre que se había dado a la famosa máquina que él no había inventado.
La Revolución Francesa tiene fama, sobre todo por el uso u abuso que se dió a la guillotina, de sangrienta y absurda. Nada más lejos de esto. La Revolución era necesaria en un país como Francia con unos reyes absolutos que, como estaban ungidos por el Papa y consagrados en St. Denis, el pueblo los consideraba de origen y disposición divina, y que cometían los mayores atropellos por ser todopoderosos. Por ejemplo, en tiempos de Luis XIV, un pobre idiota llamado Danglars, o Damiens, no recuerdo bien, se acercó al séquito del Rey Sol con una navajita en la mano que no servia ni para cortar un panecillo. Pues lo cogieron y lo descuartizaron entre cuatro caballos, haciendo de este horror un espectáculo público. La reina se desmayó, y varios nobles que estaban en el estrado con el rey. Y barbaridades así. Francia necesitaba una revolución para poner las cosas en su sitio, lo que pasa es que las revoluciones, excepto la de los claveles en Portugal, parece que no se pueden hacer sin derramar sangre. No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos. Excepto nuestros vecinos lusitanos, que son pero que muuuuuuuuuuy inteligentes.

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