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Pieles NO

viernes, 8 de mayo de 2015

Chistes de farmacéuticos e indios

Un hombre llega a la farmacia en el preciso momento en que el farmacéutico iba a cerrarla ya que tiene prisa para llegar al tren.
- ¿Qué deseaba? -le pregunta.
- Sólo quería algo para sudar.
- Aja... Tome estas dos maletas y acompáñeme con ellas hasta la estación. ¡Deprisa!
 

Entra un turista a una farmacia en Brasil y le dice al farmacéutico:
- Una aspirina, por favor...
El negro saca una aspirina enorme, del tamaño de un plato y se la envuelve. El tipo, confundido le pregunta:
- ¿No tiene una aspirina más pequeña? ¿Una de tamaño normal?
Y el negro le responde:
- ¡En Brasil fabricamos as aspiriñas mais grandes du mundu!
El tipo, asombrado, acepta la enorme aspirina y dice:
- Deme un tubo de pasta de dientes, por favor.
El negro saca un tubo del tamaño de un termo y le dice: - ¡En Brasil fabricamos o tubo do pasta dentífrica máis grande du mundu! ¿Vocé gusta algo máis?
El tipo lo piensa un poco y le responde:
- No, gracias negro, los supositorios los compro de regreso a mi país.
  
 

 
Llega un hombre a una farmacia y le pregunta al farmacéutico:
- ¿Tiene pastillas para los nervios?
- Si
-¡Pues tómese dos que esto es un atraco!
  

Un hombre entra a una farmacia:
- Quería un preservativo… Es que esta noche voy a cenar con la familia de mi novia, llevamos unas semanas juntos y después de esta cena quizás… usted ya me entiende...
Mientras el farmacéutico iba a por el preservativo el hombre se queda pensando y dice:
- Bueno, mejor me pone dos, porque esta chica tiene una hermana que no está nada mal, igual cae también… Nunca se sabe!
El farmacéutico va por otro preservativo y el hombre vuelve a cambiar de opinión:
- Bueno, mejor me va usted a dar tres porque la madre es una cachonda que pone los cuernos a su marido y ya metidos en materia...
El hombre se va a casa y llega la hora de la cena. El hombre se la pasa comiendo sin quitarse la gabardina, con el cuello subido y la cabeza agachada. Al acabar, cuando han salido de la casa, va la chica y le dice:
- ¡Paco! no sabía que fueras tan tímido!
- Ni yo que tu padre fuera farmacéutico.
 
 

 
Cuando era joven, me decían: ”Ya verás cuando tengas cincuenta años”. Tengo cincuenta años y no he visto nada. Erik Satie.
 
 
 
 

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