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Pieles NO

viernes, 11 de marzo de 2016

Los nuevos nazis

La civilizada Europa, la de las cabecitas rubias, no quiere ser manchada por esta oleada de refugiados "morenos", no  quieren que les toquen sus civilizados países con su miseria, su hambre y su frío. Debe ser horrible, como está sucediendo en Grecia y otros países, tener que aguantar el frío del invierno teniendo que dormir en el barro helado. No hay apenas médicos, solo algunos voluntarios que poco pueden hacer, y los casos de pulmonía, hipotermia y otras enfermedades causadas por este horrible modo de vida (si es posible llamarlo así) son muy numerosos. Hasta que se mueran, como dijo un diputado europeo.
No comprendo como los países del Primer Mundo (Europa y USA), que tienen medios para enviar socorro a esta pobre gente -médicos, mantas, tiendas de campaña del ejército, soldados, etc.- no hacen nada y esperan de brazos cruzados que se mueran de una vez y dejen de ser un problema. Y por si fuera poco, España, que de pureza de raza precisamente no puede presumir (Gracias a Dios...) que dijo antes que iba a recibir a unos cuantos miles de refugiados, ahora, el aún Jefe del Estado (un fascista en funciones) obedece a Merkel y sus acólitos y donde dijo digo dice ahora diego, y no va a acoger mas que  a unos pocos cientos de estos exiliados. El pueblo español está avergonzado, y hay manifestaciones y asociaciones para protestar de esta vergüenza. Pero lo que deberían hacer los españoles es salir en masa a la calle a gritar hasta quedarse roncos que no queremos ser cómplices de este nuevo holocausto.
Si la palabra "holocausto" les parece exagerada, que vean las imágenes de los campamentos del barro helado.
                  
Mientras en España dos figurantes de The Walking Dead esperan a que el otro caiga como única posibilidad de supervivencia, se nos siguen muriendo Aylanes en las costas de Grecia. Más de una decena de niños ahogados esta semana.

Y digo “se nos siguen”, y lo entrecomillo y si hay que subrayarlo lo hago también, porque su muerte es un espejo de la inmundicia moral, de la infamia en que Europa es capaz de embarrarse en las circunstancias en las que los hombres y los pueblos retratan su alma verdadera: cuando toca el sacrificio de los momentos difíciles.

¡Qué pena nos dio aquella imagen de la cara aplastada en la arena y los zapatitos de Aylan Turki, ahogado sin entender nada! Que pena, ¿verdad? Pues duró aquel sentimiento de culpa y solidaridad lo que dura el informativo entre corte y corte publicitario. Después se olvidó, y los sirios que huyen de la guerra y el exterminio volvieron a convertirse en el eco lejano de una desgracia que ni nos va ni nos viene. A no ser que vengan de verdad a llamar a nuestras puertas. Entonces sí es cercana, pero tanto que nos da miedo. Predicamos la Europa de los hombres y a la hora de repartir nuestro trigo preferimos no tener invitados o hasta echarlos al mar. Y no es una metáfora, si hemos de creer lo que esta semana denunciaba en la BBC el ministro griego de Migración, Ioannis Mouzalas: “Un ministro belga dijo que teníamos que hacer retroceder a los refugiados aunque se ahogaran en el mar”.

Bélgica lo niega, claro, faltaría más. Pero los hechos de esta Europa altiva y cerrada restan vigor a esa negativa. Es como si Suecia dijera que le importa la vida de los 80.000 refugiados que va a expulsar –aunque al menos ha recibido unas cuantas decenas de miles, y son contados quienes lo han hecho–, o que Dinamarca tratara de convencernos de que respeta a esos miles de desesperados a los que les va a quitar lo que tienen para que puedan pagar su estancia. Bueno, no todo… parece que les permiten conservar las joyas de la familia. Que no entren, o que se vayan, como ya quiere hacer la mujer del vídeo.

Europa se ha convertido en una pesadilla vergonzante y rácana, que en vez de imponer sus principios se está dejando vencer por sus miserias. Empezaron los húngaros y los polacos; luego croatas y austriacos; ahora son los holandeses y los nórdicos. Y los alemanes, por supuesto. Bruselas, incapaz y abotargada, sólo puede o quiere reprochar a Grecia que se le cuelen los refugiados, pero no libra los medios prometidos ni se atreve a alumbrar las ideas necesarias.

 

RUTA HACIA EUROPA

La llegada del invierno

'Habrá muertes de refugiados por el frío y llegarán pronto'

Un policía esloveno ayuda a una madre con su bebé en el paso fronterizo de Trnovec.


Miles de refugiados sufren la bajada de las temperaturas varados en el interior de Europa
Frontex cree que hay 125.000 refugiados en tránsito entre Grecia y Alemania
MSF ya ha atendido muchos casos de hipotermia por el frío y las lluvias en la ruta

Como reciben en el teléfono móvil la información puntual de los familiares o amigos que pasaron por la ruta antes que ellos, ese gasto estaba previsto y presupuestado por las madres sirias, auténticas gestoras de la miseria. El problema es que ahora tienen que afrontar un contratiempo que sólo se supera con chubasqueros, mantas, abrigo, un techo para cobijarse y comida caliente: el invierno.

En las playas turcas queda varado todo aquello que los mafiosos no les dejan subir a los botes. Ahí dejan las mudas, pijamas, jerseys y botas necesarias para protegerse de las bajas temperaturas. Por eso los refugiados hacen la ruta hacia las islas de Kos o Lesbos con varias capas de ropa. Será todo lo que puedan llevar consigo.
"Tenemos ya muchos casos de hipotermia por frío y muchas infecciones respiratorias provocadas por la humedad", afirma Francesca Silva, asesora humanitaria de MSF en Serbia. "Los bebés sirios, por ejemplo, llegan con una salud muy debilitada por el largo viaje que llevan encima". Hay gente en silla de ruedas, heridos de guerra, mujeres con bebés... La guerra siria en cada garita fronteriza.

Cuando los refugiados desembarcan en las islas griegas están exultantes, pero poco a poco se dan cuenta de que cada frontera exigirá de ellos un esfuerzo adicional.

Anoche, 3.000 personas esperaban bajo la lluvia y a ocho grados de mínima a que Eslovenia abriera la valla. Su gobierno ya ha dicho que sólo permitirá la entrada de 2.500 refugiados al día y que no volverán a entrar más hasta que esos 2.500 salgan por el otro extremo, el más montañoso, hacia Austria. Esa medida sería perfecta si hubiera un tránsito ordenado desde Grecia, pero no lo hay.
La misma escena se repetía entre Serbia y Croacia, con 1.800 migrantes empapados y ateridos de frío en medio de la noche en tierra de nadie. Las autoridades desviaron varios autobuses hasta la siguiente frontera sin pasar por el campo de tránsito. Quieren que los refugiados sigan su camino lo más rápido posible, a veces sin tiempo de comer o dormir.

Cada día llegan 5.000 nuevos refugiados por el Egeo de media, que van acumulándose en las fronteras. En total, según números de Frontex, estos días hay 125.000 personas en tránsito desde Grecia hasta Alemania. Con sólo los que están en movimiento, ya se supera la propuesta de la UE para repartir 120.000 refugiados en dos años. "Habrá muertos por el frío y llegarán pronto", dice Silva.
Pero a las cabecitas rubias eso les importa un bledo.



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