La batalla de Guadalajara en la guerra de España
Allí estuvo mi padre, que mandaba una centuria. Con los franquistas,
claro. Estaban en el bando de los italianos, juntos pero no revueltos. Aunque
no era dado a contar batallitas, lo de la derrota italiana sí que me lo contó.
Los pobres las pasaron putísimas, pues estaban desmoralizados ya que en España
no pintaban nada, y luchaban por una causa que no era la suya. Mussolini los
mandó allí para quedar bien, y cuando se enteró de su derrota se puso furioso.
Estaban tan asustados que ante el avance de los republicanos se quitaron las
botas para correr más deprisa. La verdad es que estuvo feo, pero era mas o
menos comprensible. Esto enfureció a Mussolini, y cuando volvieron a Italia
encima los represaliaron. Mi padre los despreciaba, por lo de las botas, y los
republicanos también. Ambos bandos cantaban canciones riéndose de ellos, y
diciendo cosas como que "los españoles pelean bien, porque son valientes,
pero los italianos son unos gallinas," etc. Yo creo que solo este
momento estuvieron unidos los dos bandos enfrentados en España, para reírse de
los pobres italianos.
Mi padre me decía cuando era chica, que si quería molestar a un italiano,
solo le dijese "¡Guadalajara!", cosa que nunca hice.
También, mi papá, se las traía......
En casa tengo fotos de Cogolludo, un pueblo en el que mi padre estuvo bastante
tiempo. Ya dije una vez que se fué a la guerra con una cámara fotográfica, pues
en mi familia todos somos muy aficionados. Son fotos históricas.
Cuando terminó la guerra mi progenitor estaba yendo hacia Madrid. Empezó en
Sevilla a los 18 años, teniendo la brillante idea de alistarse, el 18 de julio
del 36, a la Falange. El tenía muchos amigos anarquistas, no sé qué ventolera
le dió. Porque su padre, mi abuelo, era un rojo de bigotes.
A los anarquistas, los franquistas los asesinaron a todos.
Una vez le pregunté por qué se había ido a la guerra con aquella gente tan impresentable, y me contestó:
-Porque tenía 18 años y muchas ganas de correr aventuras, y en Sevilla sólo se podía uno alistar en el bando franquista.
Luego estuvo por la parte de Málaga y Granada, y después hacia el norte.
Al terminar la guerra estuvo destinado en Camprodón, en el Pirineo
catalán, y Gerona, donde conocio a mi madre, que también era falangista, y
llegó a ser Delegada Pronvincial de Cultura de su provincia.
Vaya familia, caray. Tenemos una generación de derechas, y la siguiente de
izquierdas. Porque mis abuelos de fachas, nada de nada. Y yo he salido así...
Menos mal que no tengo hijos, porque tocaría que fuesen del otro lado, y los
hubiera matado a palizas.
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