LOS TERRAPLANISTAS
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Corría el mes de abril, e Italia estaba inmersa en pleno confinamiento, cuando la guardia costera de este país acudió en auxilio de una barca en las cercanías de la isla de Ustica, frente a Palermo. Sus ocupantes estaban sedientos, agotados, a punto de naufragar, y precisaban socorro urgente.
No se trataba de una patera con migrantes huyendo de Libia, como están acostumbrados en Sicilia estos últimos años: era una pareja de venecianos convencidos de que la tierra es plana, que tiene la forma de un disco de vinilo, que su forma esférica es un complot y que termina exactamente en la isla de Lampedusa, la mayor del archipiélago de las Pelagias.
Parece una broma, pero es todo verdad, o al menos así se lo contó meses después a La Stampa el doctor Salvatore Zichichi, médico de la sanidad marítima del Ministerio de Sanidad italiano, que normalmente se ocupa de migrantes. “Ambos –relató– salieron del Véneto durante el confinamiento, directos hacia Lampedusa, violando todas las restricciones”. La pareja fue en coche hasta Termini Imerese, cerca de Palermo, donde vendieron el automóvil y compraron una barca, dispuestos a alcanzar Lampedusa. Allí creían que se encontraba la finis terrae, es decir, el fin del mundo, delimitado entre montañas de hielo de color esmeralda de cuatrocientos metros de altura vigiladas por guardianes milenarios, como se sostuvo durante una conferencia organizada justo en Palermo el año pasado.
Los navegantes no contaban con equivocarse de ruta y, en lugar de dirigirse hacia África, terminaron cerca de Ustica, al norte de Palermo. “Lo divertido –continúa Zichichi a la cabecera de Turín– es que se orientaban con una brújula, un instrumento que funciona sobre la base del magnetismo terrestre, principio que ellos, como terraplanistas, deberían rechazar”.
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A mí los terraplanistas me dejan turulata. No comprendo cómo puede caber en cabeza más o menos pensante semejante disparate. Y antes yo creía que eran cuatro gatos, una minoría de iluminados. Pero no, son muchísimos. En el Brasil hay más de 200.000. Y en todo el mundo muchos más, claro.
Parece que piensan, como en la antigüedad, que la tierra se acaba, muy lejos , en una gran catarata a la que no hay que acercarse para no caer en un abismo. Creen también ,o eso al menos me han dicho, que como en "Juego de Tronos",en la Antártida hay un muro de hielo de 60 metros de altura.
Y pensar que -me parece que fué Aristóteles, y si no fué él, fué algún pensador griego contemporáneo suyo- , quien ya decía que la tierra era redonda. O sea, que esta idea ya no era tan rara en la Antigüedad. ¡Madre mía!. Pensar que en el siglo XXI todavía hay ceporros que son terraplanistas... es que es increíble, pero cierto.
También dicen que eso de que el hombre viene del mono es otra mentira que les han querido colar, y que eso es una barbaridad...
También están los que no se creen -a estas alturas, que ya se habla de la colonización de Marte- ,que el hombre haya llegado a la luna. Entre ellos, el conocido en España futbolista Iker Casillas.
Yo recuerdo cuando esto sucedió, y todos vimos como uno de los astronautas dió un pasito desde la nave y puso el pie en la superficie lunar, dejando una huella en el polvo. Yo era muy joven, pero ya había gente en los pueblos de Mallorca, donde vivo (sobre todo los viejos) que nunca se lo creyeron.
Y hablando de otra cosa que no tiene nada que ver, pero sí, me asombraba saber que mucha gente de los pueblos del interior de la isla moría sin haber visto el mar. Y Mallorca, que no es precisamente una isla grande, -tiene 100 kmts de distancia más larga- y entonces ya recibía muchísimo turismo-, en el interior había gente anciana que vivía como en el año pum.
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