pieles no
lunes, 16 de febrero de 2009
Cuando Jesús perdía el Oremus
Jesús me resulta enormemente simpático, no sólo porque era una persona excepcional."El Dios más grande creado por los hombres", dijo alguien. Me gusta cuando era más humano, c uando tenía sed,y se quejaba, cuando mandó a sus discípulos la víspera de su detención, a comprar espadas, pero después se desdecía,pero es que tenía miedo... cuando arremetió contra los estafadores en el atrio del templo...Otros santos han aceptado el martirio con alegría, pero Jesús no era un asceta, sino un hombre simpático, con muchos amigos, que le invitaban a comer, y luego venía una pecadora pública y derramaba sobre sus pies un perfume de nardos carísimo, y los fariseos se escandalizaban, diciendo que mejor dar ese dinero a los pobres, que no les importaban nada, pero Jesús se lo agradeció y la trató con mucha dulzura, en vez de decir que había que lapidarla... Decía: "De mi hermano Juan (el Bautista) que vive en el desierto y come solo langostas y hierbajos, dicen que está endemoniado, y de mí, que como y bebo, dicen que soy un comilón y un borracho..." (está en el Evangelio). Era más humano que muchos santos, que son tan santos que es imposible imaginárselos comiendo con amigos o soltándose el pelo como hizo con los estafadores de la gente humilde en el atrio del Templo...Pero Jesús era el más grande, era más que un hombre, con las debilidades humanas. Nunca lo entenderé...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario