MEMORIAS DE LA LOLA DE BURGOS, QUE ERA DE ZARAGOZA, Y DESPUES FUE AISHA
Empiezo a escribir estas memorias hoy, 14 de agosto de 2004, por recomendación de mi psicóloga (que no sicóloga, que es cosa de hongos). Yo soy narcisista e hipercrítica, y mi crítico más despiadado, o al menos eso creo. Yo solo sé que no se nada. Pienso que la vida no es seria, que somos tal vez algo así como la televisión de un Dios, que tiene un humor bastante negro, por cierto. No me gusta hacer las cosas a medias, soy de los extremos. De jovencita era nazi porque me apasionaba Nietzsche, me leí el Mein Kampf, que conservo, (junto a Das Kapital) y luego evolucioné al lado opuesto, es decir, me hice comunista radical. Me afilié al Partido Comunista con disgusto de Paco, que se cabreó porque no le había advertido. Lo hice sin encomendarme a Dios ni al diablo, llevada por mi instinto. De pequeña, en el maldito colegio de Las Teresianas, del que hablarémás tarde, nos contaban lo malos que eran los comunistas, que incendiaban iglesias y mataban curas y eran ateos. Como yo a aquellas mujeres las odiaba, lo que consiguieron es que los comunistas me cayeran simpatiquísimos, y pensaba que eran unos tíos cojonudos. Me hablaban horrores de La Pasionaria, y yo la envidiaba con todas mis fuerzas, por su valor y por haber tenido una vida tan apasionante. Años después tuve ocasión de ir a su entierro en Madrid, y lo recuerdo como el día más emocionante de mi vida. Allí estaban los de las Brigadas Internacionales, los del Regimiento Thaellmann, las banderas, los himnos. Era de orgasmo. Yo entonces era de la Comisión Política del PCE de Palama, antes de crearse Izquierda Unida, y fuí con otros tres camaradas. Llegamos hasta el mismo pie de la fosa, y allí vi como la bajaban, cubierta por la bandera roja.
Estas memorias las voy a escribir sin orden ni concierto, porque si me pongo a ordenar los hechos cronológicamente, me voy a poner nerviosa, voyba segregar adrenalina por un tubo y me voy a olvidar de la mitad de las cosas. De todas maneras, muchas olvidaré.
Hace poco me he convertido al Islam, porque pienso que es la religión más pura, sin intermediarios, el hom,bre directamente con Dios. Yo necesito a Dios, es mi debilidad. No me gustan los intermediarios, curas, mo njes, santos o lo que sea. Pero que no me toquen la Semana Santa de Sevilla, que ahí hay que echar de comer aparte. Es una fiesta pagana y maravillosa, que solo los que tenemos sangre andaluza entendemos. Aquello es pura idolatría, con el olor de los cirios, los mantos de las vírgenes bordados en oro y ellas llenas de joyas, los palios, el tintineo de los varales , el olor del azahar de los naranjos mezclado con el del incienso. No tengo palabras, Conozco a comunistas ateos que por Dios, no les toquen la Semana Santa. Y los comprendo.
Ver al Cachorro cruzar por el Puente de Triana. oir las saetas mezcladas con las blasfemias de los costaleros, apestando a sudir, que ya van medio bvorrachos para aguantar más de doce horas el peso de la Virgen. Los partidarios de la Macarena blasfeman contra la Esperanza de Triana, y viceversa. Son las dos grandes rivales, junto con la Virgen de los Gitanos, Son las dos grandes diosas. Yo soy de la Esperanza de Triana, me emociona más, pero no maldigo a la Macarena. Dicen que el escultor que hizo la imagen del cachorro se inspiró en la cara de un gitano moribundo, y es posible que así sea. Eso dicen los sevillanos. Y entre paso y paso, a beber manzanilla y comer tapas que hay que aguantar toda la madrugá, y acabas con una cogorza maravillosa que solo conoce quien lo ha vivido. Yo lo conocí a los veinte años, con mis primos, muy juntos estábamos, con las calles abarrotadas, y la sangre nos hervía, de misticismo y lujuria. Bendito sea Dios., que me dejo vivir aquello. (qué pasada de pàrrafada)
Supongo, Elena, que esto que acabode escribir no te conmueve lo más mínimo, porque tú eres una persona racional, pero yo no, yo estoy un poco loca, soy una border line, con unos prontos como de Puerto Urraco.
Mi padre nació en el barrio de Santa Cruz, la antigua judería, en la calle Jamerdana, que llamaban así para hacer irrisión de los hebreos que allí vivían. Cuando la conocí era un barrio precioso, blanco, con los balcones llenos de flores, y se oian las pisadas en el silencio. Me recordó al barrio judío de Jerusalén. Tenía el mismo ambiente. Quizás todas las juderías son así. Ahora no, ahora todo ha cambiado, se ha turistizado y los petios llenos de flores se han convertido en patios de pensiones o restaurantes y los turistas comen en mesitas enmedio de la calle riendo a carcajadas y haciendo fotos. Había una calle, que mi padre amaba especialmente, el Callejon del Agua, que tenía una tapia con un jardín con un jazmín tan grande que caía por fuera hasta el suelo, y olía de maravilla. Hoy lo han levantado encima de un emparrado y le han quitado todo el encanto.
También está la calle de la Susona, judía que tuvo amores con cristiano, y murió emparedada por su pecado. Y la calle Cabeza del Rey Don Pedro, que mató a un hombre y como era el rey nadie se atrevia a meterse con él pero una gitana ke predijo que cuando pasase por esa calle, le crijurían los huesos de las piernas, en manifiesto testimonio de su crimen-
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