SEGUNDAS MEMORIAS
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En las primeras ya escribí todo lo que tenía que salir de dentro. Ahora puedo escribir libremente. Me gusta. Nunca he sentido “el horror de la página en blanco”•, que por lo visto sienten muchos escritores. A mi me gusta ennegrecer páginas. Ahora estoy mejor. Pero de vez en cuando, casi todos los días menos cuando salgo a la calle me coge la depre. Pero ahora la he aceptado, asumido, y cuando la padezco pienso que es algo así como un dolor de muelas, o de cabeza, algo que hay que soportar porque es inherente en mí. Tengo estropeadas varias areas de mi cerebro y nunca volverán a ser lo que eran. Pero quizás eso me enriquezca. No sé. Es lo que hay. Procuro disfrutar de estar en casa, leer, dormir, comer (no demasiado), hacer cosas que me enriquezcan. Yo nunca he tenido vocación por nada. Solamente de vivir lo mejor posible. Soy vaga por naturaleza. Me gusta el dolce far niente. Me da miedo el futuro, pero confío en Dios. Al hacerme musulmana me ha vuelto la fe perdida. La perdí aunque Dios se me manifestase de muchas formas y me hiciese muchos favores. Pero ahora creo en él y siento su presencia. De vez en cuando me pasa la mano por el lomo. Ya no intento comprenderlo.
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