A mi prima Isabel
¡Hola! He recibido un mensaje tuyo con el título de POR FIN pero me viene en blanco. Dice que Outlook Express no lo ha querido mandar y no da más explicaciones. A lo peor había algún virus por enmedio.No sé. Cuando va mal de acá para allá va bien al reves, y viceversa.
Bueno, paciencia. He estado releyendo todo lo que te he escrito y estoy avergonzada de mí misma por lo mal redactado que está. Yo escribo mejor. En estos mensajes me repito, hago unas frases kilométricas, y, en fin, que no me gusto nada. Procuraré enmendarme. Pero de donde no hay no se puede sacar...
Te contaba que me vine de Cuba con un exceso de equipaje de treinta kilos, tuve que comprar una maleta, y todo porque mi profe de ruso me encargó las obras completas de Lenin, que qué vaya escriborrea que tenía el tío. Recuerdo con horror el día que llegué a ese odioso aeropuerto (es que es puñetero el maldito, con tantos pasillos, y no puedes ir con el carrito,en las escaleras, y trampas por todas partes). Pues recuerdo con horror yo exhausta después de tantas horas de avión arrastrando por Barajas el equipaje¡!!a gatas!. Espantoso. Pero me lo pasé´muy bien allí, contacté con la gente del PC a las que llevaba los recados de mi profe y también unos enormes zapatos para su hijo (de la rusa) que estaba allí en un sanatorio.Esta mujer tiene (tenía) dos hijos, chico y chica. El chico nació en Moscú y la niña, que se llama Victoria (y ahora es la presidenta de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharahui de aquí)también. Pues cuando Sergio, el hijo, estaba empezando la adolescencia, su padre, que había sido director de un gulag en Siberia nada menos, y era español, tuvo añoranza de la madrastra patria y decidió que quería volvwer a España. Se vinieron y fué una cosa mala para Sergio, pues le metieron en La Salle y allí le hacían la vida imposible, la llamaban "el Ruso", "el rojo", y le insultaban de mala manera. Esto pienso yo que fué el desencadenante de una esquizofrenia. Su hermana fué a la Teresianas como yo, pero Victoria siempre ha tenido un carácter fuerte y pudo superarlo. Pero Sergio no, y fué encerrándose en sí mismo hasta que acabo viendo visiones. Yo recuerdo haber ido a clase a su casa y haberlo visto, era muy guapo. Luego con las medicinas engordó y se estropeó. Murió del hígado destrozado por la medicación. Su madre, que tenía contactos en Cuba, le consiguió una plaza en un sanatorio de La Habana donde había muchos chicos que tenían neurosis de guerra, porque por entonces era la época sandinista y había muchos zumbaos de la guerrilla. Allí estuvo Sergio sus últimos años y allí lo enterraron. Estaba muy mal. A veces decía que veía al diablo en los ojos de alguien y se le tiraba al cuello.A veces desaparecía durante un par de días y sus padres lo pasaban fatal, siempre pensando lo peor. Por fin lo tuvieron que llevar a Cuba, donde había unas mujeres, "niñas de la guerra", que tenían la santa paciencia de sacarlo de paseo todos los domingos cuando ellas no trabajaban. Yo esto lo admiro, me parece que no hubiera sido capaz de hacer un sacrificio así por amistad. Pero ellas lo hicieron durante varios años. Su madre iba a verlo cada año. Mi profe era de Baracaldo, yme parece que ya te dije que los metieron en un barco ruso con destino al mar del Norte, con una tormenta espantosa, e iban de parte a parte en una especie de bodega. Por fin llegaron a Leningrado y de allí los llevaron a Moscú, donde los metieron en una dacha suntuosa de un ruso blanco que se había dado el piro, y arrasaron la dacha, los jardines y todo lo que encontraron. Criaturitas. Allí mi profe, que ya está muy vieja y cualquier día se me muere, pues tiene todas las enfermedades del mundo, cursó estudios de ingeniería, y su marido, un valenciano, también. Se conocieron allí y se casaron.
En Cuba la gente es encantadora, y el clima estupendo. Aparte de un ciclón con su correspondiente lluvia que me cogió en Cienfuegos, que se debieron apagar todos, todo fué muy bien. Yo fuí en junio, que es cuando empiezan los tifones. Por la mañana hacía un tiempo estupendo y viajaba con un grupo o con las dos amigas por la isla, y por la tarde llovía. ¡Pero cómo llovía!. Aquí en Mallorca tiene fama de llover así, poco rato pero se inunda todo, pero allí fué demasiado. Recuerdo esa noche en Cienfuegos que yo me malicié que iba a haber tormenta, y tuve la precaución de poner la maleta y todos mis trastos encima de sillas y de la cama de al lado. Menos mal. La ventana estaba cerrada, con la persiana, los postigos y los cristales, porque había aire acondicionado, pero cuando empezó a llover, se inundó todo. El agua entraba no sé cómo por la ventana que había cerrado con cuidado, como si los cristales y la persiana no existieran. Encendí la luz y había casi un palmo de agua en el suelo.La habitación, inundada, y el pasillo y toda la planta también. Entonces oí unos gritos y no salí. Apagué la luz, me volví a la cama, , comprobe que solo entraba agua y la ventana resistía y me dormí. A la mañana siguiente todo el mundo comentaba la inundación, y los gritos fueron de una señora a la que le entró un ladrón, un chico joven, y se le metio en el cuarto de baño para robarle jabon, gel y cosméticos. Nada más. Allí todo esto estaba muy buscado.
Se pirraban , y supongo que siguen haciéndolo, por el Hola y sobre todo la revista Interviu. Muchos españoles la traían y se mataban por ellas.
Lo que me gustó es que no había paro. Todo el mundo tenía ocupación. Trabajaban poquito, eso sí, pero trabajaban. Estabas muy bien atendido. Así como aquí en España vas a un restaurante y te cuesta Dios y ayuda que el camarero te haga caso, allí en el comedor había más de una docena, y la mayoría no hacía nada, porque no había nada que hacer. Te atendían fabulosamente bien. Yo me caí en una noche de lluvia en que hubo un apagón y me clavé una piedra en la rodilla. Me hice mucho daño. Me empezó a salir líquido sinovial sin parar, y al día siguiente me acompañaron a un hospital, que estaba lleno de médicos y enfermeros, donde media docena de médicos me miró la lesión, me la desinfectaron y me regalaron un bote de medio kilo de desinfectante del que usaban para las heridas de los sandinistas. Me estuvo rezumando todo el tiempo pero no me dolía. Al caer sí, yo soy sufrida, pero el dolor fué muy intenso. Pero no pasó nada. Cuando regresé a Palma ya había dejado de rezumar, y supongo que mi rodilla se ha quedado seca por dentro, no sé, pero tiene una hermosa cicatriz. Porque me cai de noche,delante del bungalov, y tuve que ir como pude hasta la puerta y abrir. No podía llamar a nadie porque la tormenta era espantosa. Esto fué en Varadero. Al día siguiente hacía un tiempo espléndido, como cada mañana, y yo me dispuse a nadar en aquellas aguas preciosas. De aguas cristalinas ya estoy avezada, porque aquí tenemos sitios que nosotros conocemos, que son iguales, pero Varadero es una playa que mide no sé cuántos kilómetros, y sin casi hoteles. Creo que ahora ha cambiado. Pues me meto yo en el agua, doy unas brazadas, nado, disfruto un rato y me salgo.Cuando estoy en la arena mirando al mar me veo una aleta negra enorme a pocos metros de la orilla, donde yo había estado momentos antes. Era un tiburón. Ya no me volví a bañar. ¡Qué susto!. Yo lo comenté con los del hotel pero le q uitaron importancia. me dijeron, oh,vaya, no es nada, muy de tarde en tarde ocurre una desgracia, pero no es corriente...jolines con las desgracias espaciadas.Lo que me llamó más la atención es lo cerca que estaba de la orilla aquel bicho tan grande. Yo creía q ue solo nadaban en aguas profundas.
Me gustó mucho Cuba. Es una isla preciosa. La Habana es una ciudad colonial que es una maravilla, con una plaza con la catedral barroca donde está la Bodeguita del Medio ,la ciudad antigua y el paseo del Malecón, que conserva, pero muy mal, las casas de los españoles que allí vivían. Trinidad también me impactó, porque parece un pueblo andaluz, a no ser por los cocoteros, pero tiene sus calles blancas con rejas, y en vez de andaluces hay negros, negritos por todas partes. Lo que da gusto de ver es que no hay (había,era antes del bloqueo) ni un solo mendigo, ni un solo niño pidiendo limosna como en otros paises sudamericanos. Iban todos vestidos de pioneros, con sus uniformes color granate, limpios y hechos una monada. A los cubanos, no sé por qué, les gusta mucho el color granate. Yo misma me compré un vestido, que conservo y llevo, porque es de verano con tirantes y no pasa de moda, de ese color.
Todo estaba lleno de grandes paneles con consignas como VENCEREMOS, NO PASARAN, y muchos retratos del Che. Al Che lo veneran como a un santo. En los pueblos de Bolivia le llaman San Ernesto de La Higuera, que es el pueblo donde lo mataron, y le ponen velitas como a San Berenito.
Otro sitio que me gustó m ucho fué el Floridita, pues yo tengo una tirada hacia las bebidas tropicales muy peligrosa, y allí tomé uno de los famosos daiquiris que tanto le gustaban a Hemingway, y que siempre los pedía dobles porque le sabían a poco. A mí también me supo a poco. He tomado luego en otras partes y no hay color.
Por hoy basta. Me voy a una reunión de Izquierda Unida, y no sé cómo estarán los ánimos. El que me haya hecho musulmana les tiene alucinados, a los más brutos, claro, y me miran como si fuera un marciano.
Hasta la próxima.
La Lola
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