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Pieles NO

martes, 23 de noviembre de 2010

La última guerra romántica, o la revolución que no pudo ser...

















A la guerra de España se la llama "la última guerra romántica", porque, aunque todas las guerras son muy bestias, en ésta aún se luchó por unos ideales. No como las otras, como por ejemplo, hoy día, la del Irak o la del Afganistán, que son por intereses comerciales. En España hemos sido siempre bastante quijotes, y nos tiramos al monte por un quítame allá esas pajas. En la guerra civil, la izquierda luchaba por la libertad, y la derecha, por Dios, por la Patria y el Rey (más o menos). Eran todas cosas intangibles.Y es que nos ponen mucho a los españoles.
Lástima de revolución que quedó en el aire, lástima de revolución fallida. Y viva el juez Garzón, que quiere que toda la mierda que quedó semioculta en la transición, salga a la luz.Yo de tonta no tengo un pelo, aunque a veces lo parezca, y cuando cantaban aquellas cancioncitas estúpidas de reconciliación, se estaban engañando a sí mismos.Yo no voté a la Constitución, porque no me gustaba nada. Era, como ahora se dice, una chapuza para contentar a la gente, y mucha se la creyó. Yo, nunca.
La memoria histórica es un hecho, es real, y nunca se ha pedido perdón a los vencidos por tanta sangre,tantas penas y tanta tortura. Porque la guerra en España no terminó al ganar Franco, sino que la posguerra fué una macabra represión, donde murió más gente que en la propia contienda. Estos son los muertos que se resisten a desaparecer, porque sus hijos y sus nietos no quieren. España está en deuda con sus hijos más desgraciados, con "los parias de la tierra", como dice La Internacional.

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