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Pieles NO

domingo, 14 de noviembre de 2010

Leonardo y La Gioconda


Leonardo Da Vinci (1452-1519), fue uno de los artistas más grandes y más completos que han existido, pintor, escultor e inventor (se dice que también cantaba con una afinada voz de tenorino), era un hombre que combinaba la ciencia de sus inventos con las formas más bellas de la pintura. Por supuesto que eran tiempos en que la ciencia y el arte no eran enemigos acérrimos como lo son ahora.
La vida de Leonardo fue azarosa y existen muchas historia curiosas acerca de él y la suerte de sus obras. Como los 12 años que trabajó en una enorme estatua ecuestre que alcanzaba los 7 metros de altura. Da Vinci había inventado un complejo sistema de hornos para verter 100.000 kilos de metal fundido que eran necesarios para plasmar su obra soñada. Sin embargo, el invento no llegó a utilizarse ya que la proximidad de la guerra hizo que todo el metal de la ciudad fuera confiscado para fabricar cañones, por lo que la estatua quedó inconclusa.
Eso sí, cuando hablamos de Leonardo todos pensamos en la que es su obra más famosa, la Gioconda, también conocida como Mona Lisa, obra que el artista tardó 4 años en pintar, obra que de tan famosa que es, a veces se pierde la perspectiva de sus verdaderas dimensiones físicas: mide 77 x 53 cm. o sea, un poco más grande que la pantalla en la que usted esté leyendo este artículo.
Y es que la Gioconda también es un obra que ha sufrido sus peripecias. Originalmente fue el rey Francisco I de Francia, quien primero la adquirió en 1517, pagando 492 onzas de oro por ella y curiosamente la utilizó para decorar su cuarto de baño. Siglos más tarde, en 1800, Napoleón Bonaparte decidió que París era el mejor lugar para la obra y en 1804 lo instaló en el Louvre.
En 1911 un sujeto llamado Vicenzo Peruggia, un ultranacionalista italiano, robó la famosa pintura. Y increíblemente sacó a pintura del Louvre escondiéndola entre sus ropas. Durante dos años nadie supo dónde estaba el que es considerado el cuadro más famoso de occidente. Hasta que a un anticuario florentino le llegó una carta en la que le ofrecían vender la pintura. Tras este hecho el ultranacionalista fue arrestado y la Gioconda volvió al Museo del Louvre donde se encuentra desde entonces (suponiendo que el que se exhibe allí sea el cuadro original).
Además, se pudo saber que el ultranacionalista mantuvo escondida esta obra maestra de la pintura durante esos dos años bajo su cama, en un cuarto de una fonda de París donde vivía.
Los misterios que rodean a La Gioconda son múltiples y, los haya puesto allí Leonardo o no, esos misterios le han conferido la increíble fama mundial de la que el retrato goza (demasiada fama para algunos).
Actualmente este cuadro se exhibe en el Museo del Louvre y se lo puede ver desde lejos, y a través de unos gruesos cristales. Y si hay demasiados turistas sólo durante unos segundos. Para muchos es una experiencia decepcionante. Sin embargo, las visitas no cesan.

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