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domingo, 29 de marzo de 2015

María Antonieta ¿verdad o mentira?

   Una investigación revela los problemas sexuales de María Antonieta y Luis XVI


Las cerraduras que le gustaban a Luis XVI


PARA LA PAREJA REAL, EL SEXO ERA “UNA TAREA ABOMINABLE” Una investigación revela los problemas sexuales de María Antonieta y Luis XVI

Según la experta francesa Simone Bertiere, que ha consagrado su vida al estudio de la vida pública y privada de las reinas francesas de los siglos XVII y XVIII, la incompatibilidad entre Luis XVI y María Antonieta no se debía a una supuesta y muy difundida malformación del rey sino a ciertas cuestiones fisiológicas que, aparentemente, impedían a María Antonieta disfrutar del sexo. La teoría de Bertiere ataca el mito que asegura que el soberano era afeminado y casi impotente y que su esposa, una mujer bastante inmoral.




Hay cosas y casos en la Historia que siempre quedarán ocultos o recibirán diversas interpretaciones. Una es el hecho de que , o Luis XVI funcionaba mal sexualmente o la "culpa" era de María Antonieta. La verdad es que el rey no tenía ningún interés por el sexo; solo le apasionaban las cerraduras, que en aquella época eran variadas y complicadas. Como rey fue un desastre, un hombre abúlico que lo único bien hecho que hizo en la vida fue morir en la guillotina sin decir ni pío, cosa  no achacable al valor, sino a su abulia  Todo el importaba un pito y no era precisamente una persona sensible.

Fue un mal rey, pero hubiera sido un estupendo cerrajero.
María Antonieta nunca se entendió con él  aunque tuvieron hijos, pero segun Strefan Zweig, su biógrafo más famoso, la reina estuvo 5 años virgen, porque su marido solo amaba a las cerraduras. Luego parece que lo operaron de fimosis, pero el temperamento no se cambia, y siguió tan abúlico como había nacido.
Maria Antonieta tuvo un amante, Axel de Fersen, un caballero que me parece que era sueco y guapo,y no  un plasta como el rey.
 
La Loles
 

Por Paul Webster
Una de las causas subyacentes de la Revolución Francesa, el desastroso matrimonio entre Luis XVI y María Antonieta, recobró dimensión real gracias a una meticulosa investigación sobre la incompatibilidad sexual de la célebre pareja real. Según Simone Bertiere, una famosa especialista en la vida de las reinas francesas de los siglos XVII y XVIII, el rey estaba dotado de “une bracquemart assez considerable” (“un pene bastante grande”) y María Antonieta sufría “etroitesse du chemin” (“vagina estrecha”), una condición fisiológica que, asegura la experta, explica su aparente frigidez. Esta investigación derriba el mito que asegura que Luis XVI era afeminado y casi impotente y su mujer, una mujer bastante inmoral, dos de argumentos frecuentes en los panfletos que enardecieron a las masas revolucionarias en 1789. 



María Antonieta en diversas épocas de su vida

 La teoría de Bertiere también desmiente a la famosa biografía titulada “María Antonieta”, escrita y editada en 1932 en Viena, Austria, por Stefan Zweig, a partir del descubrimiento de una serie de cartas que intercambiaron la reina y su madre, la dominante emperatriz María Teresa. “Desde entonces, la supuesta impotencia de Luis y su negativa a operarse para corregir una pequeña malformación fueron dadas por verídicas y convertidas en datos que explican la neurótica inestabilidad de la reina”, dijo Bertiere, en referencia a la famosa biografía de Zweig. “El tema es que el autor no comparó las cartas de las que disponía con las que el embajador de Habsburgo envió oportunamente a la emperatriz, en las que no queda ninguna duda acerca de que Luis XVI no tenía ninguna malformación física”.


Luis XVI, que se creía casi de origen divino. Cuando huia con su esposa de Francia hacia Austria, le pillaron en la frontera y lo detuvieron. El, horrorizado, dijo:"Mon Dieu, je suis un roi oint!! (¡Dios mío, si yo soy un rey ungido!). Solo porque le pusieron las manos encima.

Recién en 1770, siete años después de haberse casado en Versalles con el nieto huérfano de Luis XV, María Antonieta, “una joven paralizada por el terror”, perdió su virginidad. Desde la primera infructuosa noche, las condiciones fisiológicas de la reina, que, según Bertiere, los historiadores del siglo XIX y XX interpretaron erróneamente, fueron objeto de registros, cartas e intercambios diplomáticos que describían las características de su sexo con lujo de detalles. Pero, a pesar de la opinión de los clínicos y cirujanos acerca de que “la pareja evitaba la actividad conyugal porque a ambos le resultaba demasiado dolorosa”, la suegra de Luis insistía en que el problema era el pene inadecuado de su yerno: “Me niego a creer que sea culpa de mi hija”, le escribió la emperatriz a su embajador en Versalles, de algún modo, casi exigiendo al rey que se sometiera a una operación para solucionar el dramático problema.

La preocupación derivada de la imposibilidad de consumar el matrimonio, dato esencial para cerrar una alianza militar entre las casas reales de Borbón y de Habsburgo, fue permanente cuestión de análisis desde las primeras semanas del mentado matrimonio. En 1772, Luis XV, conocido por su frondosa vida amorosa y el generoso tamaño de sus genitales, le habló a su nieto, virgen al casarse, sobre su infructífera unión. Luis, que por entonces tenía 18 años, le dijo que en varias oportunidades había intentado desflorar a su esposa, pero que siempre lo había frenado “la dolorosa sensación” que ella experimentaba. Un año más tarde, Luis logró lo que calificó como un “casi triunfo” y le dijo a su abuelo que, después de pasar una muy extraña noche en la misma cama, ahora sí María Antonieta era su “esposa”.



Versalles por dentro y por fuera


Sin embargo, cuando José II de Austria, el hermano mayor de la reina, interrogó a la pareja sobre su fracaso para engendrar un heredero, ella dijo que todavía era virgen. Fue entonces que el soberano austríaco le escribió a su hermano, Leopoldo, para decirle que el rey francés, que accedió al trono en 1774, “tenía buenas erecciones”, y que ese no era el problema... Bertiere dijo que tanto para el rey como para la reina, el sexo era una “tarea abominable” para la cual la única explicación posible era la disparidad física entre ambos. Recién en 1778, después de varios incómodos comentarios de José II, la desdichada pareja concibió una hija. Bertiere dijo que sería un error culpar a María Antonieta de haber desatado la revolución francesa, pero admitió que “sus caprichos aceleraron el descrédito de la monarquía y su fracaso matrimonial, discutido copiosamente en público, no hizo más que ridiculizar las virtudes de Luis XVI, cuya actitud complaciente hacia ella también le restó reputación”.

© The Observer

Traducción de Claudia Martínez

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