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Pieles NO

domingo, 1 de noviembre de 2020

"Ni quito ni pongo rey"



Pedro I de Castilla, más conocido como “El Cruel”, rey que se ganó a pulso el apodo con el que pasó a la historia. Educado en el odio a la amante de su padre (Leonor de Guzmán) y a sus hermanastros bastardos, cuando heredó el trono de Castilla decidió que había llegado la hora de vengarse.

Mandó encarcelar a Doña Leonor, quien sería asesinada más tarde, y a continuación se dedicó a ir eliminando a sus hermanastros, matando a seis de ellos. El único superviviente fue Enrique, educado bajo la tutela del conde de Trastámara.

Los dos hermanos se convirtieron en enemigos encarnizados, y como no les faltaban apoyos a ninguno de los dos, comenzaron a librar batallas por toda Castilla en su carrera por el trono, dando lugar a la I Guerra Civil Castellana. Pedro I tenía el apoyo de los ingleses, comandados por el Príncipe Negro, y Enrique contaba a su vez con los franceses, entre los que se contaba el no menos famoso Bertrand Du Guesclin (famoso por su valía y por lo feo que era, según las crónicas)

Tras varios combates y reveses para los dos bandos, se produjo un enfrentamiento en el campo de Montiel, del cual salió victorioso el bastardo Enrique. Pedro I se refugió en el castillo de la localidad y allí quedó sitiado.

En un intento de escapar del cerco, intentaron comprar a Bertrand para que se pasara a su bando, ya que éste era el encargado de vigilar el sitio. El caballero francés rechazó la oferta y le comunicó el hecho a Enrique, el cual le prometió la misma recompensa si conseguía llevar a su hermanastro hasta su tienda. Dicho y hecho.

Cuando Pedro I llegó hasta la tienda de Bertrand, apareció su hermano bastardo espada en ristre y gritando

¿Dónde está ese judío hideputa?

¡El hideputa seréis vos, pues yo soy hijo legítimo del buen rey Alfonso! – respondió inmediatamente Don Pedro.

Ante tales saludos es normal que se llegara al enfrentamiento, y en la lucha iba ganando Pedro; consiguió situarse sobre Enrique y se disponía a apuñalarlo cuando Du Guesclin intervino sujetando al rey por la pierna y haciéndolo girar, momento que aprovechó el bastardo para asestarle una estocada mortal.

Tras la lucha, el caballero francés se justificó con una frase

“Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor”

y con estas palabras introdujo a la casa de Trastámara en la historia. Era el 23 de marzo de 1369.

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