Cuando escribí esto -ya no me acuerdo cuándo- desde luego, no estaba de buen humor.
Se llama nada menos que
EL LLANTO
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Dios de los cielos eternos
y las nebulosas perdidas,
de los agujeros negros,
que ordenas el Universo.
Dios que no nos dejas
conocer la verdad
a tus hijos huérfanos
a tus hijos perdidos
que tanto te ofendieron.
Ahora que ha pasado el tiempo
y que me he dado cuenta
de que estás bien muerto,
amor mío, te echo de menos.
¿Dónde estás?
Yo que no puedo llorar
lloro con las estrellas fugaces,
con los cauces de los ríos,
con lo remolinos del mar..
Yo que solo deseo
morir para estar contigo
que tan pronto me dejaste,
que no supe despedirme,
que recuerdo tus palabras
y tus ojos ansiosos
y tus labios dulces.
Que te fuiste con los astros
un día de Navidad.
Lloro con los hilos de oro
de las estrellas de los reyes,
con las guirnaldas
de las nebulosas,
con todas las lluvias
del monzón.
Con el cauce de los ríos.
Y todo eso es poco.
No me bastan las estrellas ,
Señor de las Aguas,
Señor del fuego de los astros,
Señor de todos los vientos
de todos los desiertos
que gimen bajo el sol.
Quisiera llorar con todos los océanos,
abrasarme con todos los soles,
sólo por saber dónde está él.
Quiero verle, reunirme con él
antes que contigo
Señor Dios mi Señor
Pues su vacío es más grande
que el tuyo,
porque contigo
nunca hice el amor.
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