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Pieles NO

domingo, 19 de julio de 2009

LA TRINCHERA DE ENFRENTE





Desde que tengo uso de razón he oído hablar de la guerra de España mucho más que de la segunda guerra mundial, aunque esta fuera posterior. Toda la vida oyendo hablar, a unos y a otros, de aquella guerra extraña y terrible, que algunos llaman la última guerra romántica. Quizá sí lo fuera, por la fuerza de la sangre derramada entre gente de la misma tierra, de los mismos apellidos y el mismo pueblo, de idénticas canciones y costumbres.
Recuerdo de niña haber visto aquellas fotos pequeñitas, de bordes ondulados, con los nombres de los lugares escritos a tinta debajo: Guadalajara, Cogolludo, Somosierra... fotos de hombres con el Mauser al hombro y siempre sonrientes. Esos eran los nacionales, los fascistas, o como se les quiera llamar. Luego he visto, en manos de otros que combatieron en el bando republicano, los rojos, las mismas fotos, las mismas sonrisas y los mismos Mauser.
Y siempre se repetían los nombres escritos detrás: Guadalajara, el Ebro...
De pequeña escuchaba de mi padre historias de guerra y soldados que me fascinaban. No había odio en ellas, sino relatos de días alerta, hambre, noches malas y de canciones que al oscurecer entonaban los que estaban a poca distancia, en la trinchera de enfrente.
Qué extraño cuando hablo con alguno de ellos. Imposible parece estar con uno por la mañana y con el otro por la tarde. Respiran el mismo aire y soy amiga de ambos. Pero ellos siguen odiándose.Un vietnamita no se podía entender con un marine USA.No hablaban la misma lengua . Y luego cada cual se quedó en su casa. No eran paisanos. Pero aqui en esta condenada tierra todo se mezcla y todo está revuelto.
Ya casi no quedan de estos veteranos. Pero esta guerra no se olvidará, al menos para mí, mientras haya quien me hable de las trincheras, los chuscos, las latas de sardinas , las milicianas, los fusilamientos, los piojos y la disentería. Y el “bleno” y la “sifli”.
Que extraño oír siempre, a unos y a otros, hablar de las canciones, de la comida, del frío de las noches, exactamente igual y a la vez tan distinto. Tengo que esforzarme para distinguir unos relatos de otros, y resulta doloroso confundirlos.
Pero todo se va borrando a medida que pasa el tiempo.
Eso no quita que toda mi vida haya oído hablar de las historias de la guerra de España, de la trinchera de enfrente.

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