Está visto que hay quien pretende asustarnos. El otro día leía un artículo médico donde decía claramente que las personas que usan mucho el móvil tienen más propensión a tener ataques cerebrales e infartos que las otras. Y que debía terminarse con esa costumbre de muchos hombres de llevarlo en el bolsillo, al lado del corazón. Las mujeres lo llevamos en el bolso, y aunque, como yo, muchas veces no lo oigamos, al menos parece ser más sano. Pero al fin y al cabo, pienso que esto no hay que tomárselo demasiado en serio, pues de algo nos tenemos que morir. Yo he comprobado que cuando estoy oyendo la radio y me van a enviar un mensaje de texto, el transistor se pone a chisporrotear. Yo, antes de oír los pitiditos del móvil, sé cuando me están enviando un SMS.O si no, haced la prueba. Pero no me parece tan grave, pues el espacio está lleno de ondas que no vemos, y que constantemente atraviesan nuestro cuerpo pero ni nos enteramos. A pesar de todo, yo si fuera hombre no llevaría el móvil en el bolsillo izquierdo de mi chaqueta o camisa, por si las moscas.Mejor dicho, por si las ondas.
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