pieles no
lunes, 5 de abril de 2010
Los viajes astrales
Eclesiastés 12
1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos,
y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;
2 antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia;
3 cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombros fuertes,
y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas;
4 y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela;
cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas;
5 cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino;
y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito;
porque el hombre va a su morada eterna, y las plañideras andarán alrededor por las calles;
6 antes que la cuerda de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro,
y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo;
7 y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.
8 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad.
Eclesiastés, 12.
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Hubo una temporada que me dió por hacer yoga, y me sucedió algo estupendo, pero que por miedo no supe aprovechar. Luego lo volví a intentar y no pude. Se trata del viaje astral. Yo estaba sola en casa haciendo yoga de relajación, tumbada en una estera boca arriba y completamente relajada. El relajarse tiene una técnica, que consiste primero en tumbarse boca arriba (hay quien lo hace en otras posturas, pero yo solo sé hacerlo así, es la más facil) y procurar que la ropa no apriete de ningún lado; el cuerpo debe descansar sobre una estera en el suelo y la cabeza sin ningún tipo de almohada.Entonces se empieza a pensar que el cuerpo pesa mucho, y hay que empezar a descrispar todas las partes del cuerpo, empezando por los brazos y piernas. Lo más difícil son los ojos, la boca y la frente. Cuando y se está físicamente completamente relajado, hay que relajar la mente, que es muy difícil, pero no imposible. Consiste en no asir los pensamientos que te asaltan continuamente. No querer dejar la mente en blanco, sino los pensamientos dejarlos fluir, no aferrarse a ellos. Mientras, el cuerpo no debe ya sentirse y se debe pensar que no es más que una masa de carne que está ahí tendida. En mi caso yo estaba así, dejando fluir mis pensamientos y muy a gusto. No sentía mi cuerpo. Cuando se está así no se nota ni el frío ni el calor, ni la dureza del suelo.Yo entonces noté que mi otro yo no físico (¿cuerpo astral?) se metía a toda velocidad y girando rápido por un tubo negro, y comprendí que estaba empezando un viaje astral. Entonces hice la gran tontería. Tuve miedo. En unos instantes pensé que podría no volver al cuerpo, que podría morir incluso. Que a medio viaje Paco podría entrar por la puerta y asustarse, o "despertarme" bruscamente y entonces intuía que sería un desastre...esto lo pensé en segundos, y decidí volver. Nada más fácil. Bastó con mover un poco una mano. Volví al cuerpo inmediatamente y mi hermoso viaje a nosédonde se abortó.
Seguramente todo el mundo conoce una experiencia muy proxima a esto, pero más sencilla. A veces cuando nos acabamos de dormir damos un respingo y un pequeño salto,y nos despertamos. Esto es porque cuando dormimos nuestro cuerpo astral se separa unos centímetros del cuerpo carnal y al volver tiene ese pequeño sobresalto.
Hay que resaltar que los yoguis, expertos actuamente en esto, desde que los santos escasean,hablan siempre de una especie de cordón umbilical que une al cuerpo astral con el físico, y le llaman "El cordón de plata", que se puede estirar todo lo que se quiera, dependiendo de lo lejos que se vaya en el viaje astral. Curiosamente, yo, leyendo la Biblia, encontré una referencia casi exacta en el Eclesiastés (que pongo al principio de este post),que habla de "la cuerda de plata", que cuando se rompe, acaece la muerte.
Hay yoguis en la India que pueden trasladarse en viajes astrales a otros lugares, y santos cristianos que también,como Sor Maria de Agreda, San Juan Bosco, San José de Cupertino y otros.Algunos, como Juan Bosco, a varios lugares a la vez, y a esto se llama bilocación.Pero no hace falta ser santo para estas cosas, solo tener algo que no sé muy bien lo que es.Pero que se tiene o no.
El caso de San José de Cupertino es muy gracioso. En el pueblo de este nombre, en la Italia del s.XVI, había un fraile lego que cuando en misa el cura levantaba la hostia, él se elevaba también, o sea que levitaba. Como es natural, nadie miraba a la hostia, sino a él.El Padre Superior, harto de que distrajese al personal en lo más sagrado de la misa, se lo prohibió, pero el frailecillo, que era un poco bobo, no podía. Era superior a él. La cosa fué en aumento, pues después cuando la elevación, no se limitaba a levitar unos metros, sino que volaba en posición de estar de rodillas por toda la nave de la iglesia. Esto causó tanto estupor, que la fama del fraile volador cruzó fronteras y se extendió por todo el Imperio de Carlos V. Isabel de Portugal, la esposa de éste, fué a verlo. También el Duque de Alba, Don Juan de Austria y muchos otros notables españoles y de otros países fueron a Cupertino a verlo. Una vez se superó a sí mismo, (y con testigos notables) al salir volando por la ventana, siempre en posición como de estar de rodillas, y aterrizar en la copa de un árbol sin hacerse daño. Siempre que el cura elevaba la custodia con la hostia dentro.
Esto no se lo va a creer nadie, pero repito que muchos notables de todo el Imperio estuvieron allí y lo vieron con sus propios ojos. Yo he pensado que el pobre frailecito medio tonto tuvo mucha suerte, pues estas acrobacias volanderas las hacía cuando entraba en éxtasis en la misa, y así se libró de la hoguera de la Inquisición, pues podía haberlo hecho en otras circunstancias menos pías y seguramente hubiera sido declarado como poseso por el Maligno. La realidad siempre supera a la ficción.
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