pieles no
viernes, 16 de abril de 2010
Mis sobornadores (y 2)
Ya hablé hace tiempo de que a mí, cuando trabajaba en la Conselleria de Turismo,quisieron sobornarme varias veces. Una de ellas, que ya conté, fué por parte de un habilitado sinvergüenza llamado Barranco, quien me dijo que si mi padre (que entonces eras instructor de reclutas en el cuartel de Son Rullán)hacía que un pringado suyo pasase "una buena mili" me daría cada mes tanto dinero de más como lo que era mi paga. Yo me gané su odio perpetuo al contestarle, sin ni pizca de diplomacia y mucha indignación, este simple monosílabo: "¡¡NO!!". -Pero qué desfachatez, -pensé yo. este tiparraco me ha querido sobornar...
En esto he salido como mi padre y mi abuelo magistrado, que ambos tenían por el soborno un horror visceral.
Los que también me quisieron sobornar fueron los directivos de un hotel de lujo de Deià (Ver fotos), precioso pueblo de la Sierra de Tramontana mallorquina.En este pueblo hay dos hoteles de lujo, "La Residencia", donde a veces iba la finada Lady Diana de Gales, y otro, de cuyo nombre no puedo acordarme. No es que no quiera ponerlo, no, porque yo soy muy osada en estas cosas y tengo pocas contemplaciones, sobre todo con los sinvergüenzas de todo tipo. Pues esto fué cuando yo ya era la jefa de la Oficina de Turismo del Aeropuerto de Palma. Se me presento el Dire del hotel con un montón de folletos de su superestablecimiento y me dijo que si le llenaba el hotel, recomendándoselo a turistas de pasta, podría ir a pasar en éste todos los fines de semana que quisiera, así, por la cara, comidas exquisitas incluídas. Yo me volví a enfadar mucho, y le dijo que ¡NO!. Que en aquella Oficina estaba terminantemente prohibido hacer esas cosas. Pero es que cuando yo cogí el mando del chiringuito, antes que yo había sido jefe un tal Fermoselle, militar prestando servicios civiles (esto por entonces era corriente, la Delegacion Prov. de Inf. y Tur. estaba llena de coroneles y generales pasados a servicios civiles, pues sobraban mandos en el Ejército. La mayoría de ellos no hacían nada, ni cumplían el horario, y trataban muy mal a la gente, pero nadie se atrevía a regañarles. En cambio, si un funcionario como yo hubiese tratado descortesmente a un turista, me hubiesen abierto un expediente. Pero eran tiempos del franquismo y a los milicos se les tenía mucho miedo.)Pues recogiendo mi relato desde que hablaba de que el prdecesor en el cargo de Jefe de la Oficina era ese Fermoselle, un capitán del E. de T., sujeto que dejó la fama de la antedicha Ofi por los suelos, pues cobraba comisiones por reservas de hoteles, de coches, de apartamentos y de todo lo habido y por haber, -cosa que no era nuestra competencia, y menos cobrando- pues este señor, por llamarle algo, se hizo de oro y vivía por encima de sus posibilidades. Cuando aparecí yo la gente se creía que menda era más de lo mismo, pero ya me encargué yo de soltarles un buen bufido cuando me venían con cuentos de sobornos... me decía la gente que era tonta, que esto era normal, que lo de Fermoselle, era normal, a todo el mundo se lo parecía...vaya, mal comparado, parecido a lo que pensaba Matas de sus negocietes. Bueno, pues A MI no me parecía normal, y me ofendía mucho que pensasen que se me podía comprar. Porfa, que una tiene su dignidad. Aunque soy una carroza, en estos tiempos corruptos y pienso que debe haber otros muchos "Matas",inquietos por aquello de las barbas de tu vecino...pero son gente tan podrida que no tiene ni miedo ni vergüenza.
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