pieles no
miércoles, 20 de octubre de 2010
Por qué no soy cristiana, gracias a Dios
Y católica menos, que esos sí que son la peste. Y hablo desde la experiencia. Yo tuve la desgracia de educarme en un colegio de la Institución Teresiana, que ahora se llama "Pedro Poveda", desde que hicieron santo al cura que fundó la maldita Institución. No eran monjas con hábito, y se podían salir cada varios años, o sea que renovaban los votos o no. En las fotos se puede ver una clase de niñas en los tiempos del franquismo, que es cuando me tocó a mí la china,una foto de nuestro "santo fundador" y otra de la "Señorita Segovia", una cofundadora a la que teníamos casi que dar culto de latría. Joder y qué lata me dieron con la Señorita Segovia de las narices.
Yo era una niña feliz cuando nací en Zaragoza y estuve hasta los 3 años allí. Jugaba con la hija de la portera y me lo pasaba bien. Pero cuando a mi padre,milico, le destinaron a Mallorca, empezaron mis desgracias. No pude ir al colegio porque cogí una corea reumática y me eduqué con profesoras particulares y con mi madre, quien se encargó de darme "una sólida base religiosa y católica". Luego fuí a la Institución Teresiana, donde me jodieron bien. Mi enfermedad fué lo de menos. Quienes me hicieron sufrir fueron mi madre y las teresianas.
Yo era una niña sana de mente que sin saber lo que hacía a veces me masturbaba, pero ¡Ay Dios,y qué terrible!! ..el día que me enteré, por las Teresianas y por mi madre, que lo que había estado haciendo era un pecado nefando, lo que más hacía llorar a Jesusito. A Jesús nos lo pintaban como a un marica de labios pintados y bucles dorados en las estampitas, y nos decían que cuando pecábamos (porque según aquellas mujeres del diablo, todas eramos unas pecadoras tremendas)Jesusito lloraba, y sobre todo la Virgen , su madre, tan pura y tan casta. Y mi madre, por su parte, me decía constantemente que mi cuerpo debía respetarlo y no hacer cochinadas con él, porque "era la urna del Espíritu Santo". ¡TOMA YA!. Lo juro, me decía eso textualmente. Y yo me lo creí, y entonces empecé a taner terror a confesar y comulgar, porque me daba mucha vergüenza decirle según que cosas al cura, aunque yo ya no hacía nada, estaba bloqueada.
Me estropearon la niñez y la juventud. Desde entonces tengo mal los nervios, pues me los machacaron. A las niñas negras les someten a la ablación del clítoris, que es un horror, pero a mí me circuncidaron el cerebro.
Cuando salí que aquella casa maldita, el colegio de las Teresianas, me dí cuenta de lo que habían hecho conmigo. No volví a la iglesia. Ni mucho menos a confesarme ni comulgar. Cuando era soltera tenía que ir a misa todos los domingos, pues si no mi madre se hubiera enfadado mucho y yo le tenía mucho miedo, pero cuando me casé, como la familia de Paco eran republicanos y poco dados a beaterías, pues no volvi a pisar una iglesia católica excepto si no me quedaba más remedio ir a un bautizo o una boda.
Hace años ne convertí al Islam, escandalizando a algunas de mis amigas, quienes me dijeropn que "está mal lo que has hecho", pero no me importó nada. Ya no me importa, desde hace mucho tiempo, lo que la gente piense de mí. He agotado el grifo de mis remordimientos, los gasté todos durante mi epoca de colegiala y de hija sumisa.
Me convertí al Islam porque no puedo evitar ser creyente y además porque no creo que Jesús fuera Dios. Pienso, como los musulmanes, que era un gran profeta, pero él jamás dijo que fuese Dios. Una vez que le llamaron "maestro bueno", contestó:"-Yo no soy bueno. Solo Dios es bueno".Y en el Islam no he encontrado esas puñeterías del catolicismo, a las niñas no se las educa con la obsesión al sexo. En el Islam el peor pecado, o uno de los más graves, después del asesinato, es el robo o el hablar mal del prójimo. En todos los años de colegio jamás aquellas mujeres nos dijeron que estaba feo hablar mal de las compañeras. A las niñas musulmanas es lo primero que se les enseña. A no mentir ni criticar.
Es verdad que en algunas cosas están atrasados, pero los católicos tienen mucho más peligro. Hay gente que se cree que el rito horrible de la ablación del clítoris es de procedencia islámica y lo manda el Corán. Nada más lejos de la verdad. Este rito, buscado para que las mujeres no tengan ganas de poner los cuernos al marido, pues el acto sexual se hace muy doloroso, data del tiempo de los faraones, nada tiene que ver con el Corán ni el Islam, y sigue en vigor en los países del llamado Cuerno de Africa, Egipto, Somalia, Yemen y toda esa zona. El Corán no dice esas barbaridades. Ni siquiera dice que sea obligatorio llevar el velo. Yo no lo he llevado nunca, ni lo lleva la mujer del rey de Marruecos, ni la reina de Jordania.Si no me creen, lean el Corán. En las epístolas de San Pablo sí dice que la mujer debe llevar la cabeza tapada y caminar detrás del marido. Menos mal que nadie le ha hecho nunca caso. Si las musulmanas llevan velo es porque quieren, y por el machismo de los hombres, que les conviene. Pero yo que no lo llevo, solo para entrar en la mezquita, nunca ningún marido de ninguna de mis amigas musulmanas me ha mirado mal ni nada parecido.
A mí el Islam me abríó los brazos, cuando pedí entrar en él nadie me preguntó nada. Yo podría haber sido una periodista que quisiera ver cómo era por dentro, una impostora. Pero no recelaron de mí. Después, al pasar los meses, se lo dije a mis compañeras. Que cómo nadie me preguntó de dónde había salido, aquella tarde de agosto en que me prensenté en la mezquita y pedí ser aceptada como musulmana. Solo me tomaron el juramento: De rodillas levanté una mano y dije, en árabe:"-Doy testimonio de que no hay más que un solo Dios y de que Mohammed es enviado de Dios". Y ya estuvo todo arreglado. Cuando les pegunté cómo habían sido tan confiados, que pudiera yo haber sido una infiltrada para hacer, en el mejor de los casos, una tesis o escribir algo, me contestaron, simplemente:
"-Ése hubiera sido tu problema, no el nuestro."
Qué maravilla. Igual que en las Teresianas...
A veces cuando voy a la mezquita alguna mujer viene con una niña. Los niños musulmanes no juegan gritando, no molestan a los mayores, están mucho mejor educados que los niños cristianos, que son insoportables. Y sus madres no les pegan, solo hacen lo que ven. No he visto, estando siempre entre mujeres, jamás ni un mal rollo entre ninguna de ellas.
Puede que no me crean quienes lean esto, pero es la verdad. Cada cual habla de la feria según le va en ella.
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