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Pieles NO

jueves, 28 de octubre de 2010

San Isidro, mis 6 ángeles custodios y el pescado congelado






San Isidro era un santo que vivía en el año pum (no tengo ganas de buscarlo, la verdad, pero hace mucho tiempo, cuando Madrid aún no había sido fundada por Felipe II, creo)que el buen hombre era labrador. Y era tan bueno que era santo, y como los santos son muy rezadores y él tenía que arar su campo, para que pudiese orar con tranquilidad, los ángeles bajaban y araban el su lugar mientras él entraba el piadosos extasis. Mi madre, como buena catalana, decía que, "como buen castellano, era un vago, que conseguía incluso que los ángeles le hicieran el trabajo". Yo en esto no entro ni salgo, pero si menciono al patrón de Madrid es por algo.
Debo aclarar y recordar a mis lectores, por si alguien lo hab´çia olvidado y no lo sabía, que soy musulmana. Y como tal, a diferencia de los cristianos -que son unos dejados de la mano de Dios- yo no tengo un solo ángel custodio, sino media docena, tres a mi derecha y tres a mi azquierda. Toma ya. Chupaos esa mandarina, infieles.
Pues la cosa va de que mi pobre Paco hace una semana casi me deja viuda al tener un infarto que no ha sido ninguna tontería, se ha pasado 4 días en la UCI y tres en planta, y hoy le dan de alta. Estos días he ido y venido, y un buen amigo llamado Diego, de quien fuí la jefa hace tiempo me ha llevado a un supermercado a comprar algo para llenar la nevera, que parecía aquello la Antártida pero sin pingüinos. Compré unas hamburguesas de pescado (soy poco carnivora), una pizza congelada, leche, chocolate -para mí indispensable- y una bolsita de mediasnoches. Nada más.
Pues hoy, al abrir la nevera, me encuentro con una bolsa de pescado congelado, aún bastante congelado, como si la hubiesen bajado del congelador, que yo nunca compré.
Ya sé que nadie me creerá, pero yo en el super no quise comprar pescado porque ya había puesto en el carro las hamburguesas, y pensé que los filetes de merluza los compraría otro día.
Pues esta mañana, como a San Isidro le hacía los ángeles el trabajo, a mí no sé quien me ha hecho la compra, que por cierto me vendrán muy bien esos filetes.
No me creo digna de que me ayuden materialmente como a los santos,pero ¡quién sabe!. A lo mejor a alguno de mis seis ángeles custodios le he dado penita y me ha traído unos pececillos para que no pasemos hambre... Cosas más raras me han pasado... Ay si yo os contara.

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