En estas fotos se puede ver el mercado medieval de la ciudad de Mirepoix (literalmente: Mirapiojo). Llegamos allí en lunes, y ¡qué casualidad!. El lunes era el día de mercado, en la plaza mayor, una plaza hecha con vigas de madera ¡del siglo XIII!. Y están estupendamente. Después de tanto tiempo, se han como fosilizado, y ya no hay carcoma que les meta el diente, ni la lluvia, ni nada puede con ellas. Allí se vendía de todo, dulces, verdura, fruta, cositas para los turistas (que no había casi ninguno,solo vi a unos ingleses)y puestos de libros de segunda mano, donde por 4 euros compré una edición muy bonita y bien conservada, muy buena encuadernación, de "Voyage au bout de la nuit", de Céline, que la tenía en casa en español, y por este motivo no la había leído aún. Ahora sí que la leeré, pues leer traducido pierde muchísimo. Qué razón decía aquel (no me acuerdo quién) que dijo aquello de "traduttore, tradittore" (traductor, traidor) y es que hay traducciones que dan pena.
También había en Mirapiojo un señor con un organillo, y hasta un titiritero, o sea que más medieval no podía ser. Paco, que se ambientó enseguida, se puso a cantar a coro con el organillero. (ver foto)
También retraté a unos caballitos blancos que triscaban por un prado.En el sur de Francia hay mucho caballo, y muy bien cuidado. Y no hay perros ni gatos chafados en las carreteras, ni animales que den lástima.
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